A Correazo limpio!

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La mejor universidad del barrio!

Todo país que ambicione alcanzar su pleno desarrollo no puede descuidar su sistema educativo. Un país educado no significa, únicamente, una sociedad libre de analfabetismo sino, básica y fundamentalmente, una nación que ha decidido asegurar su futuro con ciudadanos capaces de valerse por sí mismos y en condiciones de generar riqueza en cualquiera de las múltiples y diversas actividades (legales y formales) en las que puedan aplicar algún tipo de conocimiento adquirido mediante un proceso de enseñanza-aprendizaje. Bajo este enfoque, la Educacion Superior reviste una especial relevancia, dado que sin ella no hay forma de producir recursos humanos calificados, sin los cuales un país quedaría practicamente mutilado y en una situación muy vulnerable, al tener que depender de recursos humanos importados.  La cosa es peor aún si reconocemos que hoy en día muchos profesionales “Made in Perú” salen de la “linea de ensamblaje” con serios “defectos de fábrica”, casi casi como aquellos viejos artefactos Made in China o Made in Japan de hace 40 años, producidos sin ningún control de calidad. Tal pareciera que la Educación Superior  en esta parte del mundo no es tan “superior” que digamos, no obstante el aluvión de universidades y pseudo-universidades que han surgido en los últimos años y no necesariamente motivadas por un interés inspirado en la formación de cuadros para fortalecer en engrandecimiento de la Patria, sino mas bien motivados por una atractiva y muy lucrativa necesidad de hacer negocio buscando incautos clientes que no parecen poseer la capacidad de distinguir entre cantidad y calidad.

El cierre definitivo de 14 universidades ecuatorianas -por no haber demostrado una mínima calidad académica-, debiera ser motivo de una profunda y exhaustiva reflexión de parte nuestra, sobre todo en un momento donde muchas empresas -disfrazadas de universidades- parecen haber entendido que un grado académico puede ser tratado como una simple mercancía, al alcance de cualquiera que posea unas cuantas monedas y desee darse el gustito de contar con un cartón.  En un mundo donde todo se vende y todo se compra, amparados por el libre comercio,  la libre inversión en educación y la carencia de escrúpulos, cualquier cosa puede adoptar la fisonomía de una universidad, sin tener que serlo en el fondo; al punto que ya es muy difícil poder encontrar una en la que el grado académico sea considerado en su real valor, es decir, como un bien público para provecho de la sociedad en su conjunto y no para provecho, único y exclusivo, de su poseedor.

La decisión tomada por el gobierno de Correa es ejemplar y no tiene otra finalidad que evitar la producción de profesionales “bamba”, entendiendo que el futuro del desarrollo de su país no puede sostenerse con universidades ficticias y cursis;  algo que aquí en el Perú todavía viene ocurriendo a vista y paciencia nuestra, gracias a la pasividad –y complicidad- de un organismo que, de no actuar perentoriamente, (y a correazo limpio y sin miramientos) pone en riesgo tanto la sostenibilidad de la Educacion Superior en el Perú, como la sostenibilidad del propio desarrollo nacional, a todas luces inalcanzable con “universidades de garage” (como se las conoce world-wide) operando –y estafando- a libre albedrío, al amparo de una mal entendida autonomía universitaria y un descontrol total de la inversión privada.

Frente a este panorama cabe preguntarse hasta dónde es posible que el mercado siga orientando el desarrollo de la Educación Superior en nuestro país? Será posible que las universidades privadas compartan, con sus pares públicas, responsabilidades y roles frente a la sociedad? Que sucedería si el Estado considera un sector estratégico la producción de profesionales de alta calidad como parte de la fórmula para alcanzar el desarrollo?  Es la acreditación suficiente instrumento para separar natas de sedimentos? Quién acredita a los acreditadores? Es compatible autonomía universitaria y responsabilidad social (empresarial)?  Finalmente, la pregunta del millón de dólares…qué tipo de universidad y qué tipo de profesionales necesitamos?

Muchas dudas y muchos vacíos que requieren de urgente respuesta, mientras lo único certero es que no podemos seguir pensando que cada barrio tenga un campus improvisado en el techo de un gallinero y que los grados académicos se pueden conseguir mediante intercambio de favores, de especies ó mediante resoluciones provisionales. Asi no es.