La travesía del animal desbocado

Cultural

 

La poesía peruana contemporánea -especialmente la desarrollada en Arequipa-se ha destacado por la innovación del lenguaje, el vanguardismo y la  instrospección a una temática menos regional y romántica.

Es así que el miércoles 16 de mayo el Proyecto Literal de México, en el cierre de su gira sudamericana denominada «Gira Pisco Sour», presentó el poemario Animal Desbocado de José Córdova en la Casa de la Literatura Peruana.

Animal desbocado se inicia con el viaje del hombre a través del hambre. Donde el vientre es un crucero y un pretexto para ofrecer de oferta: la vida. Luego atraviesa el itinerario del animal (el sonido -origen del hambre), su investidura  y la propia urbe.

El hambre se ofrece como un anfitrión en territorio inhóspito donde ni siquiera el cuerpo es un refugio, sino un filtro entre la miseria y el ensueño de vivir. A su vez,  el rostro del hambre que muestra el poeta es fálica, bélica, escatológica y hasta erótica.

Fálica porque prefiere irrigarse desde la tierra a través de su lengua y sostenerse de su propio suelo, pero no puede puesto que somos animales errantes donde ni territorio ni cuerpo  son nuestros: este cuerpo se ha humillado/ tal/ porque rehusó nacer vegetal […] por un poco de agua hundiría mis pies/ y mi falo           no/ mejor mi lengua […]

Bélica porque hay un enfrentamiento entre los  órganos y las palabras […] mercenarias tripas deberían ir contra un sistema digestivo […] La búsqueda de romper el círculo de sobrevivir para vivir-vivir para servir y servir para poder sobrevivir, y el de una rebelión evisceral en la  insatisfacción de saberse ignorados por el poder y el sistema […] pelear con mis órganos para rellenar todo mi hemisferio con este zumo.

Poesía.
México, Editorial Literal, 2012.
94 pp.

Escatológica  ya que sugestiona la auto contemplación más álgida de nuestro organismo: de perfil a vheces/ lateral/ luchando d-entr(o)a (de) mi sombra/ y esto nos permite descubrir la canibalida del hambre con el hombre y la satisfacción del animal: confesando que no puedo embestir y darle vuelta a mi/ hambre […] se nos ha debido evisceral para no sentir la voluntad de satisfacernos.

Erótica porque refiere una circunscripción libidinosa en el goce del hambre, donde te asalta y se hace placentera sin licencia alguna: hasta cuando el hambre se eyacula y a unocomo a un adolescente lo terminan masturbando […].Y  hay hambre de estar satisfecho/ siempre/ hambre de… no tener hambre/ ¡de mirarnos después con-cedida y perversa inocencia!

De otro lado las variables del humanodonte, monocerdo y equinodermo son constituyentes de la condescendencia del hombre para con el hambre y de la dicotomía hombre-animal. Primero porque señala  que la tolerancia del hombre en su hambruna es mortal y hasta natural: hay lugares en el mundo donde lo típico es morirse de hambre y segundo,  donde la  simplicidad del animal no está en saborear su razón sino su instinto, es decir, no somos capaces de disfrutar el goce del hambre: mi a-nimal  hace lo que a este instante no he pod/ido:ha// ser.

Asimismo la ironía del mono que quiere ser mono y el haber nacido por vanidad  cuestionan la posición de la humanidad en la realidad, pues somos animales complejos que nos autodefinimos en el artificio de la carne y por tanto nos dolemos: […] perpetuado de omnívoro brutal que-da un solo golpe a masticadas. Este sólito animal también revela la expulsión del paradiso como la génesis de la pobreza, una justificación religiosamente impuesta que Córdova  desarraiga por medio del barrote de la palabra.

Los medios de comunicación tampoco escapan a este cuestionamiento, puesto que crean un consumo de sueños y alimentan la fertilidad de la hambruna con spots publicitarios, satisfaciendo nuestro olvido, más no nuestra miseria: Y quien mastica nuestros sueños atrofia nuestra hambre […] lo siento señor videns, diría aquello lo que nadie vete hace falta ver vivir al hombre, […] el pobre en su hambre es superlativo, en su anónimo esfuerzo de técnica mixta le falta el tacto para poder supervivir.

Los rasgos vallejianos también abordan el humor y no la desligan del hambre, desarrollándola como un buen expectorante de la pobreza: huelo el hambre en toda la risa que se reparte/ debajo de mis onduladas latas. [….] la risa nos dibuja la pobreza con aliento de relleno.

Cabe agregar, que la riqueza del texto no radica solamente en el tratamiento del lenguaje como una sublevación contra el poder. Córdova en su pretensión del cuestionamiento del hambre abarca una realidad mucho más compleja, antropológica e inquisitiva con relación al hombre. Si bien hombre y animal se conjugan en el hábitat, es finalmente en el verbo donde el hambre se hace exquisita y hasta exclusiva con la especie. El hombre ni siquiera es lo que consume sino lo que queda tras él […] que el pan nos sabe a consonante primitiva y repetida en ecos.

Es así que Córdova deconstruye el hambre por medio de las palabras: las caza, revuelve, desangra y las expulsa. […] pan y carne son una cuestión de palabras/toda la maldad de la escritura. Sin embargo, el desazón por la vida no lo inmuta meramente al pesimismo: porque el hambre también d(e)a-forma a las cosas […]. Al contrario, el hambre es un recurso de evolución, tal vez, un espacio ingrato que demuestra la irracionalidad de nuestra era. Por tanto, el animal que habita en esta esfera de modernidad debe detenerse para entender algo de los extremos de la vida y satisfacerse por sí mismo en esta travesía. (Por: Giuliana Catari)