Arequipa: de solariega a electrofotovoltaica

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Imagen: icis.com

La ubicación de Arequipa, en medio del hiperdesierto de Atacama, nos aleja de algunos recursos vitales como el agua y nos impone un riesgo a la salud por el exceso de radiación solar, cuya combinación puede ser sencillamente letal para el común de los seres. Sin embargo, y aunque un poco tarde en la agenda nacional, hemos sabido comprender que en medio de tanta adversidad, es posible encontrar una oportunidad para sacar provecho de esos 2,300 kWh/m2 que recibimos gratis de la principal fuente de energía y calor de nuestro Sistema Planetario, el Sol. En efecto, si pudiéramos capturar y almacenar la radiación emitida por el Sol durante una hora, una vez convertida en electricidad, alcanzaría para satisfacer la demanda de todo el planeta por un año, equivalente a 17,000 TW/h.

Justamente, la reciente, y muy fugaz, visita presidencial por estas áridas tierras no tuvo mejor motivo que la puesta en marcha de las dos primeras plantas generadoras de energía electrofotovoltaica en el país, (Majes Solar 20T y Repartición SolarT), cada una capaz de generar hasta 22MW, las que junto a otras dos plantas, -una en Moquegua y otra en Tacna, generarán un primer lote de casi 90MW de energía limpia.

Estas centrales llegan, pero con un ligero atraso; pues debieron, en los papeles, haberse puesto en servicio antes de julio del presente año. Este pequeño detalle reviste cierto interés pues se ha anunciado, con mucho bombo, que las plantas inauguradas son las primeras de su tipo en América Latina, cuando lamentablemente no lo serían. El motivo? Algunos de nuestros vecinos en el continente ya se nos adelantaron por puesta de mano. El pasado 14 de octubre, el Presidente de México puso en operación la primera – y muy modesta- planta de generación electrofotovoltaica -Santa Rosalía- en el Estado de Baja California y en la que han invertido US$ 6 millones para apenas 1 MW. Días antes, el 9 de octubre, en Puerto Rico se inauguró una planta de 20MW, compuesta por una red de 100,000 paneles solares, sobre una superficie de 56 hectáreas. En todo caso, somos los primeros al sur de Panamá, y que de haberse cumplido efectivamente el cronograma oficial, si hubiéramos podido liderar el pionerismo ambiental latinoamericano en materia de generación electrofotovoltaica; pero aún así estamos lejos de contar con una planta como la de California, USA, que genera 354MW, así como para aportar significativamente, como país, a los 68,500 MW que hoy se producen a escala global; los mismos que aún están lejos de superar el 10% de la producción eléctrica mundial, ampliamente dominada por plantas hidroeléctricas, nucleares, a carbón y a petróleo.

Otro detalle que me permito traer a colación es el hecho de no haber sido capaces de crear tecnología e insumos propios, de modo tal que se haya podido evitar la obligación de depender, por 20 años, de empresas extranjeras que, sin duda, harán un buen negocio económico haciendo que los peruanos utilicemos masivamente un nuevo tipo de energía, pero que, cuyo efecto ambientalmente benéfico, quedaría totalmente diluído al interconectarse con la red nacional, constituído por energía mucho menos limpia que la solar. Interconectar energía electrofotovoltaica con redes de energía hidroléctrica y/ó térmica sería como verter una gota de gasolina de altísimo octanaje en un tanque de combustible lleno de gasolina de 84 octanos y esperar una descontaminación significativa. Lo interesante hubiera sido destinar toda esa energía limpia (80 GWh/año) a un grupo de comunidades con carácter de exclusividad y así dotarlas no solamente del beneficio tecnológico, pero también de una valiosísima carga de conciencia ambiental, al convertirlas en comunidades ecológicamente más eficientes y más limpias; al punto que esas mismas comunidades podrían concluir que de nada les serviría tener energía eléctrica limpia, de un lado, si aún consumen petróleo y queman basura, por el otro; casi obligándolas a asumir una nueva forma de vida adoptando políticas de desarrollo mas responsables con el ecosistema.

Imagino que habrán consideraciones técnicas que desconozco y que limitan esta última posibilidad. Al final, con estos dos primeros parques electrofotovoltaicos Arequipa deja ser una región románticamente solariega para convertirse, en la práctica, en una región solar; junto con otras de la costa peruana, llamadas a conformar lo que será, en pocos años, la primera red de ecociudades costeras de América Latina. Con una fuente, relativamente, inagotable para producir energía más limpia y más barata, ya deberíamos ir pensando en diversificar sus beneficios; como por ejemplo, en una nueva dinastía de transporte terrestre entre Tumbes y Tacna, el que muy bien podría basarse en sistemas de transporte masivo y de alta velocidad, impulsados enteramente por energía electrofotovoltaica o alguna otra combinación basada en recursos electroenergéticos renovables.

Soñar no cuesta nada y ya me imagino, en un futuro no muy lejano, que además de estas fuentes de generación eléctrica se sumen plantas de generación eólica, así como otras impulsadas por turbinas submarinas aprovechando la corriente de Humboldt, entre muchas otras que responderán a los retos de nuestra difícil y rica geografía, pero también a la capacidad de innovación de nuestros inquietos, y ahora muy bien motivados, ingenieros ambientales y estudiantes universitarios en general, pues la esquiva ecoeficiencia está cada vez mas cerca de nuestras manos.