NO SE ACABÓ EL MUNDO

El regreso

arequipa_meteorito

¡Tengo miedo!… decía un paciente sicótico con los ojos inyectados de miedo, cuando el 21 de diciembre estaba por acabarse el mundo. Para él no había medias tintas, le habían dicho por todos lados que se iba a acabar el mundo y se tenía que acabar el mundo sí o sí. ¿Cómo explicarle a una persona que ese desequilibrio mental que nada de lo que le había dicho era cierto? ¿Cómo quitarle el miedo? Un tema complicado si para que muchos de los “cuerdos” creyeron que sí pues, que era probable que se acabaría el mundo. ¿Y si los mayas estaban en lo cierto y el 21 el planeta se partiría en dos y nos íbamos todos al carajo?

Para los descreídos, entre los que me encuentro, aquel peregrino vaticinio no pasaba de ser una más de las tantas creencias a las que estamos acostumbrados a creer para sentirnos protegidos por alguien superior y es que las creencias religiosas, así como las creencias en lo desconocido y misterioso, están basadas en el miedo, como sostenía aquel famoso librepensador Bertrand Russell. Y es verdad. Cuando era niño, pasé mis primeros años de estudio en un colegio mixto y religioso, donde era obligatorio confesarse los viernes para recibir la comunión los domingos; sino, no vale y no tienes ese privilegio; así que había confesarse sí o sí ante al cura e inventarse los pecados que por supuesto no cometen los niños de 7 años. Por lo tanto, nos enseñaron a mentir.

Y la clase de religión era toda una aventura de historias llenas de miedo, pues así como nos describían cómo era el cielo, también alimentaban nuestra imaginación sobre cómo es que podíamos arder en el fuego eterno del infierno, si nos portábamos mal. ¿Y el juicio final? Ah no, eso era otra cosa, qué mayas ni qué ocho cuartos, el Juicio Final era el Juicio Final, donde el cielo se pondría negro como nuestra conciencia, y se desatarían terremotos y diluvios incontenibles que nos harían morir por pecadores; y luego vendría la calma, el cielo se abriría en dos y descendería en una nube el Dios, con Jesucristo a la diestra de dios padre a juzgar, con cara de malo, a los infieles, ateos y perversos de los humanos que se portaron mal. ¡Eso era miedo!

Pero volviendo a nuestro folclor, no faltaron los chamanes, brujos y adivinos, incluido el viajero intergaláctico Sixto Paz, a decir que no habría tal final, que es el inicio de una “nueva era” y que lo que quisieron decir lo mayas no era lo que entendimos. Al final ni fin del mundo ni nada que se le parezca.

Ahora resulta que según los moches y lo que revelan los muros del Viejo Cao y el de La Luna, el 11 de septiembre del año 750, se alinearon 5 planetas y ese fenómeno volverá a ocurrir en el 2040. O sea que, tendremos nuevamente presagios apocalípticos y una avalancha de miedos y temores que nos harán rezar a las once mil vírgenes para que nada malo nos pase. Tomen nota.