Al interpretar la realidad optamos con demasiada frecuencia…

Varias cosas
  1. 42 col oswaldoTodos los que dividimos el mundo entre “ellos” y “nosotros” coincidimos en algo: nosotros somos los buenos.
  2. Personas demasiado normales ubicadas en una coyuntura extraordinaria se revelan con frecuencia como héroes u homicidas. Innumerables casos en las guerras y revoluciones lo demuestran. ¿Hitler pensaba que era un héroe o un villano? ¿Qué pensaba Stalin? ¿Qué Mao?
  3. La verdad es inaccesible para los seres humanos. Construimos una interpretación para soportar la incertidumbre. Tenemos la fantasía de tomar el control de la verdad a través de un sistema de ideas. La filosofía, la ciencia, la historia, la sicología diseñan certezas que el tiempo demuestra efímeras. El único momento en que (realmente) la fantasía de tomar el control de la verdad resulta verídico se da cuando conscientemente ejercitamos la ficción.
  4. ¿Qué ocurre cuando ejercitamos la ficción sin saberlo? ¿De esforzados autores nos convertimos en trágicos personajes?
  5. Nuestros instrumentos de interpretación de la realidad están siempre afectados por una voluntariosa actitud. Lo que queremos o necesitamos ver es más fuerte que lo que realmente vemos.
  6. Imagínate que te topas con un loco que dice que es un pescado y que todos somos pescados. ¿Vas a discutir con él? ¿Te vas a desnudar delante de él para enseñarle que no tienes aletas? ¿Le vas a decir a la cara lo que piensas? ¿Dime? Si no le dijeses más que la verdad, lo que realmente piensas de él, establecerías un diálogo en serio con un loco y tú mismo te convertirías en un loco. Y así es como funciona el mundo que nos rodea. Sí insistiese en decirle la verdad a la cara, eso significaría que me lo tomo en serio. Y tomarse en serio algo tan poco serio significa perder seriedad. Yo, hermano, tengo que mentir si no quiero tomarme en serio a los locos y convertirme yo mismo en uno de los locos. (Kundera. El libro de los amores ridículos. P. 254)
  7. Ojos llenos de sol. Al ojo entra radiación electromagnética y un impulso codificado es lo que estalla. Nuestros órganos sensoriales son atacados por fragmentos de energía. Toda esa información es algo abstracto modulado por un medio tan físico (el guiso de la gramática). El dato que colisiona contra la superficie es la luz (que quema el ojo). Es el deslumbramiento.
  8. Cada enero vivimos la ilusión de que éste será el gran año aunque en el fondo sabemos que 12 meses después nos dejaremos llevar patéticamente por idéntica emoción.
  9. Lo que hacemos el primer instante de enero es dar un abrazo a todos los que están alrededor. Es un abrazo diferente a los otros abrazos que uno suele repartir. En este abrazo uno lanza su emotividad hacia sí mismo, desamparado entre la fuerza gravitatoria de los doce meses pasados y el chorro potencial que motiva las ilusiones del nuevo año.
  10. El buen Woody se preguntaba si el pasado contiene algo que tenemos, que nos enriquece, o es lo que se ha diluido en el recuerdo y está definitivamente perdido. ¿Pero y el futuro? Dicen que la ilusión es el bien más preciado porque posee una realidad de prodigiosa calidad. Lo que podríamos poseer es entonces nuestra más preciosa (o poderosa) posesión. Sin la ilusión no podemos ni siquiera ser infelices.
  11. No hay nada en la nada. La nada no es nada. ¿Entonces como la nada está siempre acechando? ¿Entonces cómo la nada es una inevitable presencia cuando se habla de todo? ¿Entonces la nada existe?
  12. ¿Qué fue el 2012? Una cadena de causalidades suspendida en un simple acto de libertad.
  13. Mientras bailabamos (frenéticamente) el sistema solar se precipitaba a ochenta mil kilómetros hacia el cúmulo globular M13 de Hércules.