“Plazas, palomas y palmeras”

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foto ecopolis 11 marAlgunas ciudades las denominan “Plaza Mayor”, mientras otras, como en la nuestra, reciben la denominación de “Plaza de Armas”; cuya diferencia estriba en que las primeras ostentan un origen de uso más cívico, alojando el mercado público; en tanto que las segundas deben su nombre al hecho de haber sido punto de reunión de alzamientos en armas o, como en el caso particular de Arequipa, para gestar revoluciones.

En Norteamérica las llaman simplemente “Main Square” o “Town Square”; en Francia “Grand Place”, en Italia “Piazza Centrale” y en Holanda “Groote Markt”. Curiosamente, Ciudad de México personaliza su plaza principal llamándola “Zócalo”, de manera similar Moscú y su “Plaza Roja”, esa misma en la que resonó Pink Floyd y que sirvió de pista de aterrizaje para la avioneta de un travieso Mathias Rust. Otras no menos famosas son la plaza de Tian´anmen en Pekín, escenario de dramáticas protestas, o la no muy berlinesa Postdamer Platz, ahora con un rostro bastante americanizado y que sigue siendo motivo de debates y comentarios. Particularmente atractiva, la Piazza San Marco en Venecia, flanqueada por un esbelto Campanil, el Palacio Ducal y la Basílica, seguirá atrayendo miles de turistas, gracias a su simpático website (http://www.associazionepiazzasanmarco.it) que muestra con orgullo sus bellas galas.    

 Sea cual sea, todas las plazas principales tienen su particular encanto y son punto obligado de visitantes; pues qué mejor que pasear por la plaza principal de una ciudad para conocer su cultura, costumbres y patrimonio; aunque a veces no siempre uno se lleva una buena impresión, sobre todo en muchas de nuestras plazas, victimas  de manejos con muy poco acierto y criterio -o tal vez sin ninguno-, toda vez que dichas intervenciones no son más que un obvio resultado de una barata improvisación, al mando de un audaz jardinero, secundado por un trasnochado concejal.

Muy al respecto, Eduardo Ugarte y Chocano dedicó recientemente un interesante artículo a la Plaza de Armas de Arequipa; donde, además de relatarnos un poco de su evolución en el tiempo, nos deja con la inquietud por saber en qué o cómo terminará nuestra plaza principal de aquí a unos años. Es claro que la sobrepoblación aviaria es ya un problema que debe ser manejado por especialistas que la MPA, definitivamente, no tiene. Del mismo modo, pretender podar las palmeras con la necia disculpa de no entorpecer el registro visual de las edificaciones del entorno, es una clara demostración de ignorancia total en materia de gestión del paisaje en escenarios de carácter histórico; pues nada más bello y estético que conjugar edificaciones con vegetación, es decir, nada más elegante y atractivo que hacer arquitectura paisajista.

A este plan, la pregunta lanzada por el Director del MAC empieza a tener sentido, pues nadie sabe qué quieren hacer con nuestra Plaza de Armas, una plaza cuyas inocentes palmeras parecen estar sentenciadas a muerte, al igual que las traviesas palomas. Un Tuturutu que alguna vez se sintió DJ en medio de coloridas luces y aguas danzarinas; una plaza cuyos portales de segundo piso debieran convertirse en andadores públicos y no en terrazas privadas. Una plaza amenazada por adefesios que se yerguen entre los techos circundantes. Una plaza que, como principal espacio publico de la ciudad debería, por lo menos, cumplir la norma sobre accesibilidad universal, pues paradójicamente, en sus cuatro esquinas la ausencia de rampas la convierte en inaccesible. Una plaza que debería contar con un sistema de iluminación ad hoc, resaltando sus atributos evitando postes y reflectores de campo deportivo.

Está bien que la aseen y la limpien. Está bien que hagan labores de rutina y mantenimiento, pues para eso hay una dependencia de limpieza pública y otra de parques y jardines.  Pero también es bueno que más allá de la peliculina, por respeto a lo que la Plaza de Armas significa para la ciudad y para los arequipeños, debería ser manejada con guantes blancos y con pinzas.