Harlem Shake: el horror al vacío

Takanakuy

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Tengo que darles una noticia negra y definitiva. El Harlem Shake es Neobarroco. Ante el fracaso de la tradición artística de vanguardia apareció como el readymade del nuevo mundo. Warhol lo había profetizado: “En el futuro todos tendrán sus 15 minutos de fama mundial”. Nos vestimos con dadá para afirmar el espasmódico collage que internet ha promocionado como pandemia.  Sí señores, me presto algunas palabras del poeta Westphalen para darles una noticia negra y definitiva: Todos somos artistas incomprendidos en una época demasiado intolerante. Y somos neobarrocos. Incluso nuestras autoridades. ¿Cómo así?

Entendemos como barroco a un periodo de la historia que se contrapone a lo “clásico” desde la concepción de paradigmas y representación de objetos culturales. Tal vez la característica más notoria del barroco sea la saturación de los espacios: lo excesivo, lo artificial, lo exagerado como regla. Se  concibe barroco como “horror vacui” (latín que se traduce como “horror al vacío”).

El semiólogo Omar Calabrese afirma que la época actual presenta fenómenos culturales marcados por un replanteamiento del barroco. Calabrese añade el término Neobarroco para definir y describir cierta actitud y producción experimentada en nuestro tiempo analizando ciertos conceptos que definen lo que somos y hacemos actualmente: Límite y exceso, desorden y caos, ritmo y repetición, inestabilidad y metamorfosis,  detalle y fragmento, nodo y laberinto, complejidad y disolución, “más o menos” y “no sé qué”, y distorsión y perversión. A través de estos rasgos fundamentales se elabora una cartografía de lo neobarroco y a través del neobarroco es que entendemos el reciente camino que atraviesan nuestros productos culturales, aquellos que se  pueden volver verdaderos fenómenos sociales como el famoso meme de youtube Harlem Shake.

El Harlem Shake es un fenómeno de internet basado en un video que reproduce una especie de baile que se origina a partir del tema “Harlem Shake” –composición electrónica de Dj Baauer -. Este video ha sido reversionado por miles de personas alrededor del mundo. Wikipedia explica: Normalmente, cada vídeo comienza con una persona, a menudo enmascarada, bailando el tema en solitario durante 15 segundos, rodeado por otras personas que no prestan atención. Con el cambio de ritmo hay un corte y súbitamente toda la multitud baila durante otros 15 segundos, haciendo movimientos estrambóticos a menudo ligeros de ropa o en indumentarias o disfraces absurdos y blandiendo extraños accesorios. ¿Cómo es que este chiste se vuelve neobarroco y por qué podría interesarnos? Veamos.

Hay una clara intención de saturar la pantalla. Las personas cambian en una segunda parte del video haciendo uso de disfraces o ropas llamativas. Es básico repetir movimientos descoordinados. Se intenta colocar la mayor cantidad de elementos extraños en el encuadre de la cámara. Existe una necesidad de generar un caos sincronizado. La idea del baile es distorsionada hasta pervertirse. El caos que se muestra describe tal vez esta parte de la historia que estamos construyendo. Cada interpretación funciona como espejo del original y construye un laberinto mundial. La parodia, la fragmentación, el desorden son necesarios para llenar ese vacío que constituye los primeros quince segundos del video: lo cotidiano, lo normal, aquello que perfora en el pecho del que no sonríe. Cuando no se es feliz según las reglas de la sociedad. El Harlem Shake nos demuestra una vez más que el miedo al vacío es más grande que el miedo al ridículo.

El miedo al vacío como punto de partida para el neobarroco hace que se entienda la experiencia neobarroca como la experiencia del vacío y la nada. Esta experiencia se identifica con una visión trágica del mundo, la más alta experiencia de lo real. (Gustavo Guerrero, investigador venezolano). Las antiguas leyendas describían historias fantásticas en aquellos lugares a los que el hombre no había llegado. Existía la necesidad de poblar aquello que estaba vacío. Tal vez, ahora más que nunca, nuestras vidas estén padeciendo de ese horror vacui. ¿Cuál es nuestro leitmotiv? ¿Tenemos uno? ¿Es el vacío un leitmotiv? ¿O es el vacío el camino? Pareciera que lo más fácil, lo más rápido es comprar uno ya que no se está dispuesto a perder tiempo en reflexiones “filosóficas”. Se puede suponer que ante el inmenso terror de vacío que sentimos optamos por afirmarnos intentando llenar el espacio de nuestra vida con el ruido espantoso de lo artificial, del consumo y de la repetición de ese consumo.

¿Hemos adoptado la estética del neobarroco posmoderno como una ética? He ahí el dilema. Este conflicto nos arrastra a todos, nos jala de los pelos. En un “mundo globalizado” todos somos parte del proceso. Hace unos días la municipalidad de Caylloma subió a la red su propia versión del Harlem Shake.  En ese video, las autoridades de la municipalidad de Caylloma omiten una regla fundamental: Disfrazarse. Cambiar. Al parecer no necesitaban un disfraz. O es que estaban disfrazados desde el comienzo. ¿Será acaso que nuestras autoridades entienden así la política? ¿Un “estar disfrazado” en todo momento? ¿Un constante simulacro de algo que no entienden y no pueden controlar?

A veces siento que muchas de nuestras autoridades no saben qué rayos hacen en un cargo público. Un vacío existencial los consume. Los corrompe. Así es fácil dejarse seducir por alguna solución rápida (sobretodo si eres un alcalde aún adolescente en un pueblo noqueado por el capitalismo). Vestir al Gerente de Agricultura de la Municipalidad con el traje del Chanchamacho(perviertes tu tradición cultural) y llenar el vacío del alma con el jodido ritmo que una campaña de marketing impone como moda.  Y bailar, pero sin bailar. Moverse sin avanzar y repetir ese movimiento sin pensar. ¿En este loop infinito nos encontramos? ¿Siendo acusados y testigos de una parodia de nuestra propia artificialidad?

En un país recientemente herido por el terrorismo. En una época donde la palabra “terrorista” enciende los sentimientos más encontrados. Con un congreso que está a punto de aprobar una ley del negacionismo tan incomprendida como un videoarte de Matthew Barney. En un lugar donde leer a Marx o proclamarse de izquierda es sinónimo indefectible de rojo, terruco o enemigo. En un país tan intolerante como violento, la gente y sus políticos son felices bailando un tema musical cuya letra inicial reza así: “Con los terroristas”.

Concebimos el neobarroco como sinónimo de excesivo y artificial. Pero la decisión de volver una ética aquello que constituye un rasgo mayormente estético le pertenece a cada uno. Toca pensar.