SUPERPERIODISTAS

Takanakuy

Columna Takanakuy

Yo creo que el periodista Carlos Engaña -quise decir Carlos Egaña- es un iluminado. Casi casi como Cuauhtémoc Sánchez. Egaña sabe que solamente las malas noticias producen rentabilidad. Por eso trabaja en una de las cadenas de noticias mais grandes do mundo.  Egaña toma como excusa a Ollanta Humala para decirle al universo que las buenas noticias no venden señores. ¿A quién podría interesarle que el brócoli cura la gastritis? Por Dios, dónde estamos. Las buenas  noticias jamás se venderán por eso es imprescindible mantener el status quo. Es un tema de sobrevivencia. Los villanos deben seguir haciendo de las suyas para que los Clark Kents del mundo sigan reporteando. Para que los periodistas puedan continuar con chamba. Por eso el periodismo nunca ha cambiado nada. Por eso el periodismo nunca cambiará nada.

Algunos dirán que no es cierto, que el periodismo es la más noble de las profesiones, que los periodistas salen a trabajar día a día a pesar de los sueldos bajísimos y la comida chatarra que se reparte en las conferencias de prensa. Algunos agasajos ya parecen desayunos del Qali Warma, sostienen. Los más avezados conspiracionistas opinan sobre este asunto: “Se trata de un plan para matar a todita la prensa con cáncer gástrico”. Sin embargo hay gente que sí toma al toro por las astas: el grupo RPP despidió masivamente más de un centenar de trabajadores en un solo día. En el mundo, en general, las noticias por recortes en medios de comunicación ponen los pelos de punta. El único que conservará su empleo será el español Matías Prats, sus memes son geniales.

En general podemos decir que la situación del periodismo es precaria. Incluso nuestros referentes periodísticos más famosos la pasan mal. Miren a Peter Parker, sus últimas películas han sido un asco. Bruce Wayne y Tony Stark se llevan de encuentro al chiquillo. Su historia no debe apuntar al filme de acción porque su sueldo como fotógrafo de El Clarín le impide tener un combo de efectos especiales decentes. Por eso su onda no debe buscar el cine comercial, debe atacar por el lado de lo independiente. Lo hipster  es su fuerte -no hay nada más hipster que un estudiante de ciencias que gusta de la fotografía y padece problemas de mutación por picadura de araña- y ése es el derrotero que debe seguir  una nueva aventura de este joven free lance. Si Wes Anderson rodara una de Spiderman marcaría un golazo. Olímpico.

Son entendibles las declaraciones que sindican a Parker como un empírico no colegiado, razón por la cual el intento de graficar lo precario del periodismo -moral y profesionalmente-, desde su experiencia, no encuentra sustento. Que el paradigma se realiza en el superpoderoso Clark Kent, profesional egresado de la Universidad de Kansas y redactor del  Daily Planet. A todos ellos les respondo que Superman no cuenta porque es extraterrestre y ahora es free lance, osea que no tiene chamba. Sin embargo, este debate extiende sendos cuestionamientos. ¿Cuántos periodistas peruanos del Perú están colegiados? ¿Éstos profesionales cuentan con seguro de salud o seguro de vida? ¿Se respeta el marco legal vigente que ampara al periodista? ¿Forman realmente las universidades buenos periodistas?

El caso es que constantemente se nos hace creer que la carrera del periodismo es heroica, sacrificada y noble. ¿Qué oficio no lo es? Se empodera demasiado a los periodistas quienes no tienen reparo en insultar a un Presidente de la República si les pide que promuevan los valores. (Tal vez si Humala fuese cantante y hablara como Puyol el pedido hubiese sido aplaudido.) Los periodistas se rasgan las vestiduras cuando alguien critica su oficio, sin embargo no se organizan para hacer respetar sus derechos.

La estrategia está planteada hace mucho y aún algunos insisten en no darse cuenta. Las grandes empresas y corporaciones disfrazadas de medios de comunicación son quienes tienen el poder de decirle diariamente a millones de personas a quién deben temer, a quién odiar, a quién amar, qué comprar o a dónde ir. ¿Quién redacta eso finalmente? Los periodistas no son más que un pequeño escalón en una inmensa construcción de poder. Informan hasta donde alguien les permite. Defienden lo que la ideología de la empresa dice que se debe defender. Atacan lo que por política de empresa se debe atacar.  A través del discurso de la supuesta heroicidad de este oficio los preparan para aguantar de todo, como Superman o Spiderman. Y defienden este modelo, con cachita, desde un asiento de CNN o desde algunas radios locales. ¿Hasta cuándo?