El ojo que todo lo ve

Takanakuy

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Al menos en Latinoamérica todos pusieron el grito en el cielo.  Porque del cielo de algunos países europeos no pudo hacer buen tránsito un avión presidencial. Evo Morales. El avión en el que regresaba el presidente boliviano Evo Morales, desde Rusia con amor, fue detenido con roche la semana pasada en Europa. España, Italia, Francia y Portugal se jugaron la clasificación en una pichanga escandalosa. Driblearon a la ley. Faulearon al jugador latinoamericano en zona peligrosa. Esas jugadas merecen una roja directa. Y las disculpas del caso. Pero nada. Ni lo uno ni lo otro.

Snowden. Se argumenta que la razón de esta jugada polémica ­­–merecedora de su sketch en el programa del imitador JB– se llama Edward Snowden. Dicen que creían que sabían, los países europeos, que este joven de 29 años de edad, ex técnico de la CIA, viajaba en el avión del presidente Morales hacia un cálido asilo políticoen las frías tierras del altiplano sudamericano. Snowden, quien hace poco hizo públicos documentos clasificados de la inteligencia norteamericana, parece ser la razón de la tensión internacional que se vive en los últimos días. Pero no es así.

La verdadera razón del superlativo nerviosismoque afecta al mundo es que, una vez más, se han descubierto alarmantes prácticas de espionaje que afectan a países de todo el mundo. Y nuevamente es Estados Unidos el país ejecutor de esta mala praxis. Los datos que Snowden ha filtrado a la prensa indican que Estados Unidos, a través del programa PRISM, está captando diariamente millones de datos de correos electrónicos, chats, mensajes de texto, videos, fotos, actividad en redes sociales, etc de ciudadanos de todo el mundo.Los usuarios de Facebook, Google, Microsotf, Apple y Yahoo no somos más personas libres, sino seres monitoreados. Nos espían en nombre de la seguridad.

Desde hace mucho tiempo que, en nombre de la seguridad, se vulneran los derechos de ciudadanos de todo el mundo. Michael Moore, en su célebre Fahrenheit 9/11 nos demostró que EEUU padece de una paranoia nivel sayayin. Y que muchos de sus ciudadanos apoyaron su política de intervención temporal de las comunicaciones telefónicas y virtuales en su país. La ley USA PATRIOT se promulgó en el 2001 para restringir derechos constitucionales de ciudadanos norteamericanos  para combatir el terrorismo. Actualmente esta perversa ley sigue vigente.

“Se podría afirmar hoy que el Estado considera a todo ciudadano como un terrorista virtual. Eso no puede sino empeorar y hacer imposible aquella participación en la política que debería definir la democracia.” Palabras del filósofo Giorgio Agamben en una entrevista publicada el año pasado. Nuestro país no es ajeno a esta visión. Con el cuento de la “inseguridad ciudadana” que la prensa diariamente nos relata es que se mantiene a la población en un constante estado de ansiedad. Miedo. Se crea miedo en las personas. Para que luego acepten las medidas represoras sin vacilar.

El año pasado, el distrito de Alto Selva Alegre, celebraba la activación de 40 cámaras de seguridad que permitían controlar y combatir la delincuencia. Y mucha gente aprueba estas prácticas que de algún modo vulneran sus propios derechos.“Una ciudad cuyas calles y plazas son controladas por cámaras de vídeo ya no es un lugar público, es una prisión”, dice Agamben. Estos ojos que se alzan sobre nuestras cabezas empoderan a sus dueños. ¿Quién nos está observando cuando caminamos, cuando compramos, cuando comemos, cuando estudiamos, cuando leemos, cuando nos divertimos? ¿Para qué lo hacen? ¿Por qué?

Si es que un ser maligno, como el mismo Saurón, nos vigila en las calles y luego ingresa a nuestra casa a través de la computadora y se lleva lo que somos  a través de la red o del celular, ¿hemos perdido definitivamente nuestra libertad?