Fe blasfemia

Takanakuy

chapillacs

 

 

La noticia tiene cierto sabor a revancha. A pichanga ganada después de muchas derrotas. Es que de un tiempo a esta parte se le viene haciendo mucho bullying a la producción nacional.

La cereza en la torta fue la (horrible oye!) declaración del ex Ministro de Comercio Exterior y actual secretario general de la Sociedad Nacional de Radio y Televisión, Alfredo Ferrero, quien dijo que la producción musical peruana no era de calidad. Para Ferrero, la música peruana no suena en las radios porque no hace click con el público. Fokiu. Una vez más quedaba al descubierto, y sin ropa interior, el poco criterio de quienes dirigen importantes instituciones dentro del país (no hablemos del Ministerio de Salud o el Congreso porque se nos mete el dengue).

Pues bien, ya era hora de que alguien, mediáticamente influyente, diga algo. Y lo diga bien fuerte. La noticia, difundida tímidamente en redes sociales, versaba que Los Fabulosos Cadillacs pedían que una banda arequipeña tocara junto a ellos. Muchos se emocionaron. ¡Los Chapillacs van a telonear a los Cadillacs! Ya era hora. Armar un grupo de música cuesta bastante. Grabar un disco cuesta un huevo de plata. Que los Fabulosos Cadillacs soliciten tu servicio como telonero no tiene precio. A estas alturas de la post modernidad es incuestionable que la propuesta de Los (fabulosos) Chapillacs es una de las más refrescantes y arriesgadas apuestas que ha lanzado el circuito musical independiente de esta ciudad in- the-pendant. Pensando pe varón.

Sin embargo. La preocupación invade automáticamente este clima de chichadelia optimista. ¿Cambiarán las cosas? Que una banda tan importante como Los Cadillacs, en vista de la calidad del trabajo musical, pida a una banda como telonera de su concierto no cambia la realidad de este país largo tiempo oprimido por la FM. Porque las radios seguirán transmitiendo su monócromo catálogo de música comercial sin que la batería seria de la variada música peruana les importe un penne (provecho Morrisey). Y los productores de conciertos seguirán apostando por una breve carta de grupos (groupies?) que se repiten hasta la náusea cada vez que organizan un “concierto grande”.

Sin necesidad de hablar del Perú (Lima),  podemos mencionar un cartel de grupos que han existido fugazmente en Arequipa y que han iluminado noches de bohemia y música interminables; grupos que en su momento la rompieron y que merecen algo más que vagos comentarios en conversaciones pequeñas. Allí tenemos a los “Texao”, una banda (de culto) que fue rankeada en el Billboard americano en los setentas. También están los TV-67, el primer grupo peruano que sonó en MTV (cuando sonaba música en MTV). Recuerdo con mucho cariño a los PBC, quienes luego de muchos años de silencio dieron una clase maestra de rock a todos los chibolos que pudimos verlos en el 2005, año en el que volvieron a juntarse.

Free Love System, Catedral de humo, Barriada Vulgar, Discrepunkcia, Los Flechados, Interruptor Cucaracha, Quilluya, The exitosos, Rollin Bates, Llantas Negras,  Noir, Fobya, Distorsión, Comfuzztible, Materia Descompuesta, Suburbanos, Asteroides, Los Saurios, Bebop, Los Chutos, La Katana Funk, Tupac YuFunky, Natural Misti son algunas de las bandas que esta ciudad nos ha regalado, sin embargo, muchas de ellas se han disuelto en las contaminadas aguas del río Chili.

¿Qué pasaría si es que existiera más apoyo a la producción local y estas bandas sonaran en radios y tuvieran la posibilidad de ofrecer conciertos más grandes? No lo sé, pero a lo mejor muchas bandas tendrían la posibilidad de seguir investigando y trabajando en sus proyectos. Tal vez muchos músicos podrían dedicarse a trabajar en música. Quién sabe, no sería algo tan novedoso que una banda provinciana teloneara a una banda internacional. A lo mejor bandas internacionales estarían teloneando a grupos peruanos en el extranjero.

Mientras tanto queda seguir sumando a la escena, organizar y difundir. Y tentar la posibilidad de asumir un rol participativo dentro del aparato público y la empresa privada. Ganar espacios para la decisión política que puedan asegurarnos mejores condiciones de producción cultural y de difusión de lo local. Ahora que sólo quedan el Wecco y el tambo de Bronce como únicos referentes del intercambio musical de esta ciudad es momento de meterle punche para que sigan creciendo y no desaparezcan como El Rokerón, último fan zine que difundía noticias de rock local. Miren que están cerquita al río Chili y la corriente se los puede llevar.