¡Ya parece mafia!

El regreso

apdayc

Durante la última semana, el blog El Útero de Marita del periodista Marco Sifuentes y el portal periodístico INFOS, han venido difundiendo, bajo el haschtag #IntervenganAPDAYC, una serie de notas de un trabajo de investigación hecho sobre los manejos nada santos y hasta arbitrarios de la famosa Asociación Peruana de Autores y Compositores, APDAYC; y rebotados por las redes sociales, convirtiéndolas en virales y escandalizando a los cibernautas; pero curiosamente los grandes medios de comunicación no han dicho nada al respecto, pese a que se trata de graves denuncias sobre lo que pasa al interior de ese asociación.

Ese extraño silencio, al que también se ha sumado el Indecopi, institución tutelar que debería fiscalizar lo que hace el cuasi presidente vitalicio Armando Massé, nos hace pensar que estamos frente a una organización cuyos tentáculos alcanzan segmentos poderosos de la sociedad y “padrinos” dispuestos a defenderlos hasta las últimas consecuencias y eso si que es grave.

El trabajo difundido por INFOS, sustenta su investigación en un análisis minucioso de cómo funciona la APDAYC bajo la presidencia de Massé y sus allegados, que han venido pagándose a sí mismos cantidades exorbitantes de dinero por “regalías” utilizando argucias legales creadas por ellos mismos, mientras sus miles de asociados no reciben ni un sol por los mismos conceptos. Es decir, una organización muy bien montaba para beneficiarse de los ingentes ingresos de la asociación.

Massé ha intentado defenderse bajo el argumento simplón de que la prensa no quiere que se respeten los Derechos de Autor y eso no es cierto, pues el tema no está en discusión, sino cómo es que la camarilla se atornilla en el poder de la APDAYC y hace y deshace a su antojo y beneficio.

#IntervenganAPDAYC parece un grito sin eco, pues a nadie parece interesarle lo que estos señores hacen impunemente, mientras sus cobradores siguen paseándose por cuanto evento familiar o público se organiza para imponer su extraña manera de calcular el pago correspondiente por el uso de la música.

Es urgente revisar la actuación de los directivos de manera exhaustiva, tal vez la propia Contraloría General de la República debería entrar a tallar y establecer si en efecto Massé y compañía se la llevan fácil, como dice la horripilante canción de su socio Julio Andrade. ¿Capicci?