Zegarra es un mentiroso

El regreso

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Estamos acostumbrados a que los políticos en nuestro país, mientan descaradamente, a que nunca reconozcan sus errores y a aprovechar cualquier oportunidad para vanagloriarse de lo que no hacen. Y eso lo vemos desde los presidentes de la República, pasando por los congresistas y ahora en los alcaldes, que han aprendido la vieja maña de mentir sistemáticamente, cuando se ven en un problema.

Hace unos días, la periodista de La República, Elizabeth Huanca, publicó un pormenorizado informe de cómo el alcalde de Arequipa, Alfredo Zegarra Tejada, había mentido deliberadamente cuando descubrieron que estaba cobrando sin trabajar como docente de la Universidad Nacional de San Agustín. La colega ha obtenido documentación que demuestra que a los pocos días de haber asumido el cargo, Zegarra se compromete a dictar sus clases regularmente para no perder el sueldo, cosa que obviamente no pudo cumplir.

Ante la queja de los alumnos, le comunican que debe pedir licencia; pero Zegarra, tratando de agotar todos los recursos para no dejar de cobrar sus emolumentos, pide dos meses de vacaciones; al terminar el plazo, el Departamento Académico, le da 48 horas de plazo para que regularice su situación y el “puerquito” como se autodenominó él mismo, en un arranque de viveza criolla, pidió licencia con goce de haber. Es decir una sinvergüencería.

Obviamente, no le aceptaron y su pedido fue rechazado; pero recordemos que cuando la prensa destapa el caso, el alcalde Alfredo Zegarra Tejada negó saber sobre el tema, dijo no estar al tanto e incluso llegó a decir que “no revisaba” sus cuentas y no sabía si le depositaban o no su sueldo de profesor universitario. Es decir, mintió repetidas veces, sabiendo conscientemente que estaba engañando a la opinión pública.

Pero como dicen las abuelas, “la mentira tiene patas cortas” y el mentiroso burgomaestre no llegó muy lejos con sus engaños y aunque Zegarra dice haber devuelto el dinero mal habido, el tema no queda zanjado, pues su imagen de credibilidad y de mínima decencia ha quedado por los suelos, pues con la misma caradura tratará de tentar una nueva elección, esta vez a la presidencia del Gobierno Regional y allí estaremos los electores para recordar quién es este sujeto que si ha sido capaz de mentir flagrantemente, pues ¿qué otras mentiras ha dicho y dirá en el futuro?

En nuestros votos está el poder de decidir quién nos representa en los cargos públicos, ese es el juego de la democracia, un juego en el que no deben tener cabida los sinvergüenzas, mentirosos, ladrones, coimeros o delincuentes, que lo único que hacen es ensuciar las instituciones públicas con su rastro maloliente.