El presente año ha sido muy fructífero para la Universidad Católica de Santa María, pues sus docentes han presentado a lo largo del 2013 una vasta producción bibliográfica, cerrándose con broche de oro, con la presentación de “La Producción Intelectual Universitaria” cuyo autor es el rector santamariano Dr. Abel tapia Fernández,
El Dr. Abel Tapia señala en su libro: “La universidad tiene que seguir siendo, además de su principal misión formativa, humanística, científica y tecnológica, tiene que seguir siendo un centro de producción, de bienes y servicios claro está, pero además, y en primer lugar, un centro de producción de conocimientos, a través de la reflexión, el estudio y la investigación, especializada y multidisciplinaria, un centro de producción intelectual”.
“Existe así un innegable y valioso patrimonio, tangible e intangible a la vez, que cada universidad ha logrado constituir a lo largo de su historia, como resultado o fruto de la producción intelectual que ha conseguido desarrollar en los diversos espacios de su mundo institucional, de su campo físico, de su campus académico y administrativo: tangible en los diferentes documentos que día a día ha elaborado con fines y características específicas; e intangible en las ideas, imágenes y símbolos que esa producción intelectual genera de manera racional y creativa”.
“Tal patrimonio ha de ser celosamente conservado, trasmitido y promocionado con renovada visión, como parte esencial de esa perspectiva dinámica y evolutiva, de progreso cualitativo, que a la vez alimente el espíritu intelectual, científico y humanista que toda universidad conlleva por su genuina vocación y misión”.
“Desde las tesis hasta los ensayos y monografías, los apuntes y asignaciones de los alumnos, las actas de las sesiones, los libros y las revistas, los artículos y conferencias, el diseño de las clases teóricas y prácticas con sus respectivos sílabos, de los profesores; los diversos informes y dictámenes, los oficios y expedientes administrativos, los anuncios publicitarios, así como los planes y directivas, todo ello en su conjunto responde por supuesto a la capacidad mental de cada institución universitaria, a su inteligencia, a su particular visión, valores y principios, tanto como a sus motivaciones, exigencias, perspectivas y responsabilidades”.
“Sostenerlo, aclararlo, definirlo y ejemplarizarlo ha sido la principal motivación para la presente publicación, entregándola con sencillez como un seguramente pequeño aporte al caudal respectivo, que en la universidad peruana tiene sin duda un historial y una legión considerable de quienes han escrito, aún escriben y publican, lo han hecho así desde siempre, lo seguirán haciendo, ante lo cual no podemos menos que sentirnos todos comprometidos en mantener y enriquecer con renovado esfuerzo y entusiasmo”.
“Por otra parte, el hecho o el arte de escribir y luego publicar lo escrito, suele corresponder a diversos motivos, no siempre a la vista y de los cuales uno de ellos puede ser el principal. Por ejemplo querer transmitir y compartir lo que se sabe, o incrementar de esa manera el repertorio de los méritos propios, ser reconocido socialmente por el círculo de colegas y entendidos, el mero afán de superación, entendiendo que lo publicado ha de constituirse en un peldaño más en el ascenso de dicha pretensión; el motivo puede estar también generado por la competitividad del mundo actual; puede asimismo deberse al deseo de trascendencia, vale decir, el querer dejar algo que valga la pena a la posteridad”.
“Al parecer, entonces, son varios los motivos que se combinan y actúan detrás o debajo de la decisión de escribir y publicar. En nuestro caso así ha sucedido innegablemente, menos el referente a la aludida competencia, que ya no resulta gravitante en nuestro presente personal”.
“Por otra parte, en el claustro universitario caben sobre todo aquellas actividades propias del espíritu científico y académico, del estudio y la reflexión, con los mecanismos fundamentales e imprescindibles como son los de la lectura, de la escritura y composición, del diálogo y otras acciones de carácter aplicativo, todas ellas sobre el soporte material, tecnológico y administrativo, que en su conjunto configuran el aparato y contexto propicio al genuino desenvolvimiento de la capacidad intelectual y creativa, que es así como puede materializarse en diversos productos perfectamente acordes a la naturaleza del conocimiento y la cultura”.
“A propósito, Salomón Lerner Febres en su columna dominical ‘Desde las Aulas’, en el diario la República, afirma: “Conviene recordar que la universidad tiene como fin esencial la creación, discusión y trasmisión del conocimiento. La docencia, la investigación y la publicación de textos académicos constituyen los medios a los que recurre la universidad para cumplir con este propósito”.
“El último capítulo del presente escrito relata la forma básica en que hemos conducido, en los estudios doctorarles, el denominado Taller de Producción Intelectual, animando y convenciendo al grupo de estudiantes posgraduados a sistematizar información y así convertirla en un sencillo texto, acerca de una materia de interés y procurando reunir todos los elementos estructurales, más las características formales establecidas en la normatividad correspondiente”.
“Recorriendo todo el proceso, ordenado y coherente, de pasos consecutivos, desde la elección del tema con su esquema de desarrollo, detectando y eligiendo para la consulta las fuentes más adecuadas, permitiendo de esa manera el mencionado desarrollo temático con la cantidad y calidad deseable. Hasta llegar a la composición y redacción de todo lo concerniente al aludido esquema o índice, con sus puntos principales y secundarios, bajo los títulos y subtítulos que mejor encabecen cada contenido en particular”.
“Así han procedido numerosas promociones hasta la fecha, cuyos textos, unos mejor logrados que otros, obran en la biblioteca de la Escuela de Postgrado, y que en el momento de su presentación satisficieron las expectativas de cada uno de sus autores, no pocos de ellos sorprendidos debutantes en el oficio de escribir y publicar”.
“Tres capítulos anteriores sirven de antesala a este último capítulo que, en buena cuenta, traduce esa experiencia intelectual y pedagógica que hemos logrado mantener en el espíritu y en la cátedra, incentivando de paso la lectura, el amor a los libros y a la biblioteca o similares depósitos de información, la búsqueda perseverante de fuentes, el trabajo de integrar apropiadamente nociones y conceptos, luego del necesario análisis comparativo, así como valorando atentamente la pertinencia de su contenido y alcances”.
“En el primer capítulo se ubica el quehacer intelectual de quienes forman parte del ámbito y dinámica de la universidad, en su dimensión académica e institucional, perteneciente al nivel selecto y complejo de la educación superior: profesores, alumnos y trabajadores administrativos”.
“El segundo capítulo ha servido para repasar las numerosas, especiales y distintas modalidades de la producción intelectual, desde las más simples o sencillas, hasta las más complejas y elaboradas”.
“En el siguiente y tercer capítulo, recordamos sobre el condicionamiento interno y externo que conduce precisamente a la producción intelectual, ya sea por mandato de un impulso interior, o sea por la influencia del medio al que se pertenece y del que se recibe también e inevitablemente esa especie de presión para actuar racional e intelectualmente, emotiva y conscientemente, produciendo documentos debidamente pensados y elaborados, puestos por último a disposición de los correspondientes y potenciales lectores”.
“Los tres Anexos incorporados al final, intentan completar aquella información pertinente y valiosa, para quienes efectivamente consideran a la producción intelectual universitaria como una tarea de singular naturaleza e importancia, de veras trascendentes y, por eso mismo, ligada a la cultura, a la ética y también a la inevitable modernidad”.
“La secciones complementarias como los Índices Temático, de Notas y de Abreviaturas, así como el Glosario, más aquellos detalles como son las solaperas de la tapa, la hoja de anteportada, las hojas de respeto que inician cada uno de los capítulos, aparecen intencionalmente por cuanto hemos querido que este texto sirva de alguna manera como muestra de lo que puede hacerse en un legítimo esfuerzo de cierta erudición, abandonada lamentablemente en nuestros tiempos, pero que sin lugar a dudas le otorgan al documento que acompañan, esa prestancia y acabado que toda obra universitaria requiere”.