Fiesta de la Virgen de la Candelaria

La Revista

candelariaEn mi estómago retumban ecos desconocidos. Es como una  avalancha de compases. Pisadas, pasos, saltos, tambores, bombos, y empujones. Algarabía, pitos, gritos que descuartizan la bulla pero que no se escuchan ya a dos pasos porque un acorazado de trompetas, trombones, tubas, y helicones gigantes va empujando todos los sonidos del mundo y los arrastra por la calle como las latas de los recién casados.

Yo me pego más a papá, casi quiero llorar. Me alza en sus brazos para protegerme de los pisotones pero es peor porque veo más de cerca a los diablos. Sus máscaras de inmensos ojos como billas de taco con serpientes de resorte me dan miedo, no le digo que quiero llorar porque eso no se dice, solo pasa. Él me comprende. Me abraza más fuerte. Pero la curiosidad de nosotros, mis primos, la Justina, puede más y tratamos de resistir la marejada de….

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