Planes de Gobierno: calcos, plagios y disparates

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Primer Acto.- Y tú, qué planes?

“…Nemesio acaba de ser advertido de la obligación de presentar un Plan de Gobierno como parte de los requisitos para su inscripción ante el JEE como candidato a alcalde en su natal Calcotambo, un hermoso pueblo emplazado en medio de un fértil valle interandino. La fecha límite se acerca raudamente y Nemesio está preocupado por la Ley 28094. Sus pretensiones para gobernar los destinos de su pueblo podrían esfumarse si no cumple con lo estipulado en algunos artículos, especialmente el 2º y el 23º. Qué vaina. Nemesio nunca antes preparó un Plan de Gobierno y, obviamente, no tiene la más remota idea de qué se trata. Además, anda muy ocupado en instalar locales de campaña y buscar más adeptos para su movimiento, por lo que no está dispuesto a perder tiempo en esa tontería. Tambaleante, regresa a casa con fuerte tufo alcohólico, después de pintarrajear fachadas y muros. Por un momento, olvida el asunto y se deja abrazar por Morfeo.

Segundo Acto.- Al champú.

Una brillante y fulgurante idea matutina emerge de su angustiado pensamiento, disponiendo a Hermelindo, uno de sus más agraciados colaboradores, para que tome por asalto la cabina de internet del tío Prudencio -la que está detrás al mercadillo- y pueda echar un vistazo a todos los planes de gobierno de pueda encontrar en la web. No importa si son de Siberia o Tierra de Fuego, es solo cuestión de escoger uno bien simpaticón y “adaptarlo” a Calcotambo. Efectivamente, después de un par de días, Hermelindo, que ya es experto combinando las teclas ALT+C y ALT+V, le hace saber al candidato que su Plan de Gobierno encargado ya está listo. Nemesio, muy sonriente le dice: “Imprímelo al toque y adjúntalo al expediente. Apenas nos quedan dos horitas!”. “Pero don Nemesio –le pregunta un desconcertado Hermelindo- no le va a echar una leidita, siquiera?”. “Mira hijito” – le dice mientras, celular en mano, va tecleando el número telefónico de su amigo Gilvonio, dueño de una radio local-, “Franco, franco, nadie va a tener ganas de perder el tiempo leyendo estas cojudeces… así que no te preocupes…no va a pasar nada”. Fin del Segundo Acto (risas y aplausos).

Y es así, a imagen y semejanza de este teatralizado –y un tanto tétrico- relato, donde parece organizarse el basamento fundamental que soporta el desarrollo de los pueblos en nuestro país; en un poco iluminado y ventilado ambiente inundado por generosas cantidades de “Improntus”, nuevo champú favorito de muchos “favoritos” que, en afán de cumplir por cumplir y de llenar por llenar, engatusan con pseudo Planes de Gobierno que, a todas luces y con casi ninguna excepción, no son capaces de soportar el más mínimo análisis de consistencia. Las graves faltas y los enormes errores –desde conceptuales hasta de redacción- en que estos incurren, serian motivo suficiente para un rotundo rechazo y desaprobación en un ambiente académico. Y deberían también serlo en un ambiente político y democrático donde, al parecer y muy a pesar nuestro, no se habría puesto el debido celo para aplicar un adecuado control de calidad a todo el material que los candidatos han presentado a la justa electoral.

Curiosamente, han sido, y siguen siendo, ciudadanos comunes y medios de prensa independientes los que han levantado una voz de alerta sobre casos de plagio que habrían cometido algunos candidatos. Debiera haber sido esta labor parte de las responsabilidades del Órgano Electoral? Es sabido que la carga laboral del JEE es abrumadora, pero esa situación no parece ser una genuina razón para no garantizar por la calidad de los documentos exhibidos; más aún si se reconoce que en la actualidad, el fraude y el engaño es materia corriente en la mayoría de actos que implican la fe pública. Queremos, sin duda, creer en la calidad de los candidatos y deseamos encontrar en uno de ellos, el mejor para el gobierno. Lamentablemente, la realidad demuestra que las argucias, las artimañas y el desdén perpetrados por Nemesio son actos representativos de muchos candidatos que buscan nuestra confianza en las urnas. Aquí me pregunto: Cómo otorgar confianza a un piloto que demuestra no conocer la hoja de ruta?

Y si vamos al meollo del asunto, el origen del problema parece ir más allá de la simple coyuntura electoral. Diera la impresión que los denominados candidatos “plagiadores” son producto de un sistema educativo que no supo corregir, ejemplarmente y a tiempo, la práctica del plagio dentro de las aulas. Y no me refiero a los eventuales y desesperados plagiadores de exámenes únicamente; también a aquellos que en sus trabajos de investigación y tesis, impregnan impunemente páginas de páginas de contenidos ajenos haciéndolos pasar por propios, a vista y paciencia de compañeros, profesores, maestros, tutores, asesores y directores. Si en esta etapa educativa y formativa no se practicó ninguna medida correctiva, es muy probable que muchos estudiantes, hoy graduados y titulados, repitan el hecho con suma naturalidad. Algunos hasta comentaran negativamente el presente artículo. Hace poco estuve conformando una terna para sancionar un caso de fraude académico y una de las razones para justificar la severidad de la sanción era justamente la de evitar que un egresado se convierta en un mal ciudadano. La universidad está obligada a fomentar la producción de recursos humanos útiles a la Sociedad y no al contrario.

Justamente, y con motivo de evitar casos de fraude académico, tres universidades peruanas ya cuentan con un software especializado (TURNITIN) en analizar el grado de originalidad de la producción intelectual de tanto estudiantes como profesores. Debería el JEE contar con este software? El buen destino de la Patria se merece cualquier inversión con tal de asegurar que los Planes de Gobierno, con los que nos quieren convencer los candidatos, sean mínimamente coherentes y viables, pues uno de ellos se hará realidad. Pero, cómo asegurar que estos planes sean coherentes con la realidad? No sería mejor dejar que las tareas de planificación de desarrollo local sean pensadas por un grupo de expertos locales con clara visión de futuro y sólidas bases teóricas y conceptuales sobre diversos aspectos de la realidad? En el caso de la MPA, no sería mejor que los Planes reflejen las reales y genuinas necesidades de la ciudad por encima de la visión particular de un candidato que, de ciudades y su gerenciamiento sabe poco o no sabe nada? Es claro que ningún candidato tiene la capacidad de conformar un solvente equipo profesional multidisciplinario y de alto nivel a tiempo completo; por tanto, los planes presentados aparecen como fieles reflejos de visiones improvisadas, fragmentadas, incompletas, trasnochadas y hasta contraproducentes de buenos amigos que fungen de asesores y guías espirituales.

Finalmente, no es correcto sugerir que los Planes de Gobierno solo tratan lineamientos genéricos. La ley es clara y exige un Plan de Gobierno y lo que debe exhibirse es un Plan de Gobierno, más aun considerando que ese documento es vital para decidir el voto ciudadano; por su potencial reflejo de aspiraciones y visiones compartidas de futuro de quien confía en el contenido de dicho Plan. Considerar los Planes de Gobierno como algo secundario, o no tomarlo en serio y decir barbaridades y disparates, o repetir el Plan de la gestión pasada, o copiar parte de planes ajenos y de otras realidades, o no presentar uno, o no haberlo leído antes de aceptar el encargo, o no haber participado directamente en su elaboración; son todos sinónimos de incapacidad e improvisación, dos atributos que, sin duda, estarán presentes a lo largo de las gestiones de los que salgan elegidos; a pesar de ser, desde ya, inelegibles por sus demostradas ineptitudes para planificar el futuro colectivo de los votantes.