Cuando recibí Pre-textos para marcar la cancha, en su versión preimprenta, a fin de hacer una breve reseña que iniciara el libro a la manera de prólogo, me provocó titular dicha reseña La previa. El libro contiene textos de diversos géneros sobre el fútbol, la primera sección se llama Gramado literario y los escritores que participan son veintidós –el mismo número de jugadores que hay en un partido de fútbol–. Sin embargo, después de la lectura, desistí de ese propósito. Primero, porque incidiría en un exceso de metáfora futbolística en un libro que ya contiene bastantes. Por otro lado, y esta es la razón principal, si bien muchos textos pueden leerse también como homenaje al deporte rey, sus entornos van mucho más allá. Sus alcances son de carácter sociológico, antropológico e histórico. Y no me refiero solo a la sección Amistosas disidencias, ensayos cuyo propósito reflexivo y disciplinario es explícito, sino a todos los textos.
Un cuento –Tiempo suplementario de Goyo Torres– sobre un futbolista cesante que quiere recuperar algo la gloria ida en el último tiro libre de su carrera, hace que la vida se suspenda y dependa de un momento. Y en él se pueden identificar momentos de la vida que nada tienen que ver con el fútbol. Una crónica sobre Lolo Fernández, dicharachera y perspicaz como es característico en el reconocido Eloy Jáuregui, hace observar que en los clubes más representativos del Perú se refleja la oposición de las clases sociales de la Lima de antaño. Lolo es la excepción. En la postrimería del crack, Eloy dice: Lolo debió ser del Alianza. De cómo en el pueblo de Palca, sus habitantes han convertido el fútbol en una danza competitiva y típica del lugar, da cuenta la interesante crónica de Dennis Arias.
Ilusión y desilusión, goce y sufrimiento, frustración y contento; todo esto puede producir el fútbol. De la estrecha vinculación del fútbol con lo emocional son buenas historias las de Orlando Mazeyra, Giovanni Barlleti y Omar Suri. Otras, hablan de la ya tradicional frustración de la selección peruana en las eliminatorias de los mundiales; como es el caso de las sólidas prosas de Pedro Novoa y Elard Serruto. Hablando de prosas sólidas, no se puede dejar de mencionar a Jorge Turpo. Su crónica Vargas Llosa en pantalones cortos, no solo es interesante sino que deleita leerla, como buena parte de los trabajos de este libro.
La mayoría de los escritores que aparecen es esta compilación son arequipeños, por lo tanto no podían faltar crónicas como: Pelé al pie del Misti que narra la vez que Pelé, el rey, llegó a Arequipa junto a su equipo el Santos en 1966 para jugar un partido contra el Melgar. O un texto dedicado en memoria de Jorge Pardón: el patrón mistiano del arco. Más actual, pero en la misma línea melgariana está el texto de Jorge Malpartida: La difícil tarea de ser rojinegro. Hasta aquí, una mirada general sobre las dos primeras partes, constituida por cuentos y crónicas.
Si hubiera elegido usar metáforas futbolísticas, hubiera dicho de Amistosas disidencias, tercera sección del libro, “son los minutos más intensos”. Se compone de ensayos no aptos para hinchas fanáticos porque pueden morir de un paro cardiaco, o escandalizados por las ideas que exhalan. Lo digo porque el fútbol emociona pero también produce fanáticos. Soy de los que pueden emocionarse con un partido de fútbol (dependiendo del partido; los del mundial y la selección peruana, por ejemplo, claro está que en el segundo caso la emoción es de sufrimiento); pero creo que el fanatismo en cualquiera de sus formas: religioso, político, futbolístico y, por supuesto, patriótico es nocivo. El fanatismo relega a la estupidez, en el mejor de los casos es dañina para la salud (véase el texto de Lessness Podestá, Rubincha, que trata sobre un hincha suicida). Por eso, si de fútbol se va hablar, considero que esta sección es indispensable, para desfanatizar la legítima emoción que el fútbol produce.
Son veintidós los autores que publican en este libro. En esta escueta reseña alcanzo a mencionar a los que, personalmente, creo, son los “momentos claves del partido”. A los que es preciso “sumar el notable gesto técnico” de Carlos Rivera que ha servido para publicar este libro. El fútbol emociona, estos textos también.