Después de varias décadas de abandono, uno de los símbolos de la época de oro de actividad cultural, así como de su deca- dencia, el Teatro Fénix, ha sido reparado, remodelado y destinado a albergar a nuevas genera- ciones de artistas y espectadores de diversas manifes- taciones de la esencia espiritual del ser humano: el arte.
El teatro Fénix se comenzó a construir en el año 1825, a una cuadra de la plaza principal, en el corazón mismo de la entonces recién independizada ciudad de Arequipa. Según sus actuales promotores, los planos para su edificación llegaron expresamente desde París, confeccionados por el célebre arquitecto Gustave Eiffel, para trasladar a la América algo de la belle epoque francesa.
Un aspecto que mereció especial atención desde entonces es la acústica del teatro, aspecto esencial a la hora de montar un espectáculo musical, de danza o de teatro. Al parecer, auqellos arequipeños, inspirados por el modelo francés, copiaron muy bien la técnica,