La noche del 7 de diciembre fue contradictoria y extrema. Javier Ísmodes había celebrado con sus partidarios el
virtual triunfo que anunciaba el 83% del cómputo oficial. Pero algo ocurrió entre la medianoche y las 2 y 30 de la madrugada del día 8, mientras Yamila Osorio rezaba aferrada a una biblia
en la soledad de su habitación. A esa hora ocurrió algo impredecible: al 97% de mesas contabilizadas, el resultado favorecía a “Arequipa Tradición y Futuro”.
Las actas de Caravelí, Caylloma y Camaná le habían dado la vuelta a “Arequipa Renace”. Hechos y rehechos los cálculos varias veces, el resultado era irreversible. A las 4 y 10 de la madrugada un contingente de partidarios irrumpió en la casa de la calle Miguel Grau, en Miraflores. La mamá de la candidata, hecha un chiquilla alborotada no paraba de gritar: hemos ganado, hemos ganado.
Los pocos periodistas madrugadores estaban aún lejos de la constatación que comenzó a hacer una y
otra vez la candidata que hasta hace pocos meses provocaba una sonrisa con su pretensión de ser Presidenta Regional a los 28 años. La gran mayoría dormía tras la intensa jornada anterior, al igual que la gente de Arequipa Renace, que se habían acostado con una sonrisa de satisfacción…
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