Ciudad sin brújula

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No sabemos hasta hoy qué planes reales tiene el alcalde de la ciudad para los 4 años de su segunda gestión. Lo que sí sabemos es el tremendo pasivo que deja en obras no ejecutadas y en obras ejecutadas pero sumamente cuestionadas. Su ya conocido modus operandi, otorgando la buena pro a empresas amigas, seguirá siendo de reglamento sin que nadie se lo haga notar o se lo impida.

Si bien esta columna nació a la luz para velar por los intereses de la ciudad y sus ciudadanos, también es cierto que ha asumido una posición crítica a la gestión edil que preside don Florentino Zegarra, no tanto por un tema personal (que no existe) pero si en reacción natural a los múltiples desaciertos cometidos tanto por el propio alcalde como por algunos de sus más cercanos colaboradores. Esta columna se inspira en el estricto cumplimiento del deber cívico de todo ciudadano para auditar en la preocupación que cada Nuevo Sol invertido en la obra pública sea un Nuevo Sol muy bien invertido y no sólo un Nuevo Sol (mal) invertido.

Preocupación más que genuina cuando constatamos que gran parte de los Principios y Valores del primer Plan de Gobierno (2010-2014) del actual alcalde provincial resultaron una grosera copia del Plan de Gobierno del Instituto de Deportes y Recreación de la Alcaldía de Medellín, Colombia. [1] Hecho más grave aún, cuando en el último y reeleccionista Plan de Gobierno (2015-2018) descaradamente repite el mismo incivil calco y copia, haciendo de este un documento entre poco y nada serio y más bien bastante fraudulento. Y claro, si hubo fraude en redactar parte de su contenido sobre simples papeles, ¿cómo no habrá fraude también en actividades de mayor peso (e interés) como en la adquisición de fierro y cemento o en la trata y contrata de personas y servicios?

A continuación, una breve revista de cómo no sólo no se respetaron los “principios y valores” del Plan de su primer gobierno, sino cómo fueron violados flagrantemente a vista y paciencia de la ciudadanía. Este ejercicio busca visualizar el panorama que nos aguarda en los próximos años, en la esperanza de un sublime acto de constricción y un propósito de firme enmienda que, conociendo a pecador y confesor, dudamos mucho que pueda ocurrir. A continuación, la revista de los susodichos componentes:

El primero (indistinguible como principio o valor) decía: “Los dineros públicos son sagrados. La gestión municipal es transparente; el gobierno municipal debe rendir cuentas de todo los que hace, de con quien lo hace, de cuando, como y con cuanto lo hace” (sic). Sabemos que la actual gestión ha sido, y sigue siendo, una de las menos transparentes de la cosa pública y una de las que menos ha mostrado interés en rendir públicamente las cuentas de los gastos del dinero público. Nadie sabe con quién lo hace, cuando lo hace, cómo lo hace y con cuánto lo hace. Han tenido que esperar iniciativas privadas para que la ciudadanía conozca en qué y con qué montos se han consumido el erario municipal.

El segundo (más en apariencia de objetivo que como principio o valor) decía: “Velar por la conservación de nuestro patrimonio físico-cultural y ambiental de Arequipa” (sic). Sabemos que la actual gestión ha sido una de las que menos respeto ha rendido a la majestad del patrimonio físico-cultural y ambiental de la ciudad. Intervenciones nada felices en Tingo y en el ex Patio Puno revelaron mínimas valoraciones al espacio urbano monumental y a la historia de la ciudad, haciendo oídos sordos a los múltiples comentarios de los cuerpos colegiados y especializados de la ciudad.

El tercero (que más parecía aviso comercial de la calle Piérola) decía: “No aceptamos transacciones de poder político por intereses burocráticos o económicos” (sic). Sabemos que la actual gestión ha caminado cada paso y doblado cada esquina justamente en busca de transacciones para garantizar poder político sin interesar a qué costo. Han aceptado transacciones de poder político al aceptar imposiciones desde Lima para montar un lucrativo negocio de transporte urbano en la ciudad, a pesar de no contar con la respectiva licencia social. Han aceptado transacciones de poder político para mantener el status quo al interior del aparato burocrático municipal, sin alentar ningún cambio revolucionario o sustancial en pro de un mejor servicio al ciudadano con tal de captar simpatías genuflexas. Y que más prueba de transacciones cuando han promovido acuerdos de poder político para armar la campaña reeleccionista.

El cuarto (de muy dudosa procedencia) decía: “El ejemplo de las autoridades es la principal herramienta pedagógica de transformación cívica” (sic). Sabemos que nuestras autoridades no están dar buen ejemplo de nada, precisamente. En cambio, han dado muy mal ejemplo de cómo pasarse por encima de las leyes vigentes y salir victoriosos en el intento. Las autoridades han dado execrable ejemplo de cómo anteponer el interés personal y partidario por encima del interés público y colectivo, logrando astutamente que el primero aparezca con la imagen del segundo. Las autoridades han dado ejemplo negativo de transformación cívica al sembrar una falsa pedagogía política amparada en tinterilladas para judicializar obras cuestionadas y así evitar sus demoliciones. De otro lado, todos los ciudadanos tenemos derecho a vivir en seguridad, pero el alcalde es el primero en demostrar inseguridad al no dar un paso sin guardaespaldas. ¿Por qué él si y el resto de ciudadanos (incluidas otras autoridades desde el propio Presidente Regional, no? ¿Cómo incentivar el uso del transporte público si el ejemplo de la autoridad nunca ha llegado con un mensaje pedagógico al resto de pasajeros en una atiborrada combi? ¿De qué ejemplo hablamos?

Un quinto (y muy falaz) decía: “Planeación sin improvisación”(sic). Sabemos que muchas de las mayores obras municipales ejecutadas por la actual gestión no estuvieron debidamente planeadas, es decir, no estuvieron incluidas en el respectivo Plan de Gobierno; deviniendo en una cadena de obras improvisadas. Nunca cumplió con las autopistas de sur a norte y de este a oeste. Pretendieron iniciar los estudios y la implementación de un sistema de transporte masivo, cuando ya habia estudios y obras ejecutadas por la anterior gestión. Nunca cumplió con la creación de vías exclusivas y jamás se supo a favor de quién o qué tipo de usuario serían los beneficiarios. Nunca cumplió con iniciar las obras del metro, ni mucho menos cumplió con descontaminar las aguas del rio Chili al 100%. En ninguno de sus Planes figuro Patio Puno ni Tingo, pero ahí están las obras. Hoy se ejecuta la segunda etapa de Tingo en completo perfil bajo y a puerta cerrada.

Un sexto decía: “Eficiencia, economía y eficacia son los principios de todos nuestros programas y proyectos” (sic). Sabemos bien que el manejo de la economía municipal no ha logrado ser ni eficiente ni eficaz; al punto de verse imposibilitada de solventar directamente algunos de los pocos anunciados proyectos. La mayor ineficiencia observable es, en todo caso, el haber dedicado recursos extraordinarios en gastos ordinarios y haber dedicado el grueso del presupuesto municipal en obras que lejos de promover el transporte público, solo incentivan más el transporte privado. Basta observar el actual uso de los carriles BRT en toda la ciudad.

Un séptimo decía: ”Las relaciones con la ciudadanía son abiertas y claras, y se desarrollan a través de los espacios de participación ciudadana” (sic). Sabemos que no han sido muy claros los procedimientos de contratación de proyectos y obras, armando espacios de participación ciudadana muy escuetos y escasos. Prueba de ello son las cientos de observaciones alcanzadas a las obras y proyectos ediles, con el ánimo de garantizar calidad de gasto, no habiendo sido estas nunca levantadas ni justificadas al 100%.

Un octavo decía: ”El interés de Arequipa prevalece sobre los intereses particulares” (sic). ¿Cómo entender el sonado caso de una autorización de cambio de uso cuando aún no se había aprobado el nuevo Plan de Desarrollo Metropolitano y que, evidentemente, atendía a intereses particulares? ¿Cómo entender la cómoda posición asumida al anunciar pleno respaldo a la iniciativa privada y muy particular del monorriel, cuando en el fondo se busca un interés personal o de grupo, por encima del interés colectivo? ¿Cómo entender el proceso de invasiones de terrenos en la periferia urbana, los cuales responden a oscuros intereses particulares y no a los intereses de la ciudad?

Si los principios y valores (plagiados) del primer Plan de Gobierno de la actual gestión han sido transcritos tal cual en el segundo Plan de Gobierno y, si observamos que nada garantiza que vuelvan a ser incumplidos y/o violados, debido a que no existe una instancia oficial que fiscalice, con poder vinculante, dichos incumplimientos y sancione las posibles violaciones a esa parte tan importante de todo Plan de Gobierno; entonces sólo nos queda ser simples observadores de cómo Arequipa, cual barco sin compás ni brújula, discurrirá su camino de tumbo en tumbo y sin un claro norte; salvo que maduremos como ciudadanos y dejemos de ser mecidos y remecidos por autoridades incapaces de crear y producir ideas innovadoras para aliviar las múltiples y complejas necesidades colectivas de la ciudad. Al fin y al cabo, los potenciales fiscalizadores somos ahora mayoría absoluta (73%) representando casi a más de tres cuartos de millón de ciudadanos entre electores sufragantes y no sufragates; lo que significa que la gestión edil reelecta tiene al frente un tremendo reto, cual es remar contra la corriente mayoritaria y con el deber moral, cívico y ético de hacer las cosas mucho mejor, en cantidad y calidad, que su primera y alicaída gestión. Esperemos que este 2015 el reelecto alcalde ponga barbas y bigote en remojo (¡no en la pileta, por favor!) y Arequipa deje de ser, por fin, una ciudad sin brújula.

[1] http://www.inder.gov.co/index.php/Table/Informacion-General/Principios-Valores-y-Politica-Publica/ Ultimo acceso 21.12.2014 / 21:50 hrs.