Tras la inicial conmoción que se produjo a raíz de la publicación del libro “Mitad monjes, mitad soldados” de los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz, un manto de silencio ha vuelto a cubrir las escabrosas revelaciones que hablan de maltratos físicos y sicológicos, incluidas violaciones sexuales contra los jóvenes miembros del Sodalicio, perpetradas por los máximos representantes del movimiento. En Arequipa, donde su presencia es significativa e influyente, en proporción mayor a la de la capital, no ha habido ninguna manifestación de parte de sus directivos o instituciones afiliadas, por lo que consideramos necesaria una mirada al tema.
Las denuncias de abusos sexuales cometidos por el mismísimo fundador y jefe máximo del Sodalitium Christianae Vitae (SVC), Luis Fernando Figari, no son nuevas al interior del movimiento. Datan, por escrito, del año 2011, fecha desde la cual están en “investigación” en el Tribuna Eclesial, cuyo moderador es el Cardenal Juan Luis Cipriani.
A raíz de la publicación del libro y su difusión en medios de comunicación, el SVC ha emitido hasta tres comunicados informando que el fundador acusado está retirado de la vida activa y dedicado a la oración en la ciudad de Roma, en tanto los casos siguen en investigación. Aparentemente presionados por la opinión pública, han conformado un comité de notables encargado de profundizar las investigaciones y denuncias, para esclarecer el entramado de acusaciones que no se limitan a aislados abusos sexuales. En Arequipa, El Búho intentó dialogar con el superior de esta orden, Miguel Salazar, a quien no fue posible ubicar; y con el Rector de la Universidad San Pablo, Germán Chávez, quien declinó hacer comentarios remitiéndonos al Sodalicio en Lima.
LOS INICIOS
Según consigna Pedro Salinas en su publicación, en enero de 1985, a iniciativa de monseñor Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio, por entonces Arzobispo de Arequipa, se llevó a cabo en el Convento de Santa Catalina el Primer Congreso Internacional sobre la Teología de la Reconciliación, la respuesta del Sodalicio a la Teología de la Liberación esbozada por el padre Gustavo Gutiérrez.
Este evento fue la base de la presencia del Sodalicio en Arequipa. Como resultado del Congreso se emitió un documento con una propuesta de una teología reconciliadora que enviaron al papa Juan Pablo II y que sirvió a los conservadores católicos como argumento contra la propuesta de Gutiérrez a quien descalificaban de plano. En ese sentido, el mismo año, Figari escribió el libro Aportes para una teología de la reconciliación, que le sirvió para posicionarse dentro del círculo católico nacional. Otros testimonios obtenidos durante esta investigación, también señalan a monseñor Vargas como la figura fundamental para el establecimiento del SVC en la ciudad.z
La iniciativa se trasladó al campo educativo y, en 1988, se funda el Instituto del Sur en el local donado por el grupo Cervesur, al mando de Andrés Von Wedemeyer, donde funciona hasta el momento. La consigna siempre fue buscar niveles de excelencia y posicionarse como tal.
El proyecto crece para convertirse también en una universidad, la cual fundan el año 1997 con el nombre de San Pablo.
A los pocos años, la Universidad se traslada al campus actual, en la urbanización paisajista, con no pocos problemas para la habilitación urbana de la quinta Vivanco y el terreno donde estaba un hotel abandonado, por falta de licencia de funcionamiento que logró pese a la oposición del vecindario y a recomendaciones de Defensa Civil, contrarias en ese momento.
Desde los primeros años también funciona en Arequipa, de manera activa y con publicaciones en los diarios El Pueblo y Arequipa al Día, la agencia ACI Prensa, ligada al grupo, conducida en la ciudad por, Andrés Tapia Arbulú, quien hoy es alto directivo de la organización, siempre desde esta agencia de noticias que se ha encargado de desmentir todas las denuncias, hasta hace poco.
Alessandro Moroni, hoy superior general del Sodalicio, fue en aquellos años el superior en Arequipa por varios años, antes de partir a Chile para fundar otras comunidad.
En el libro del argentino Alfredo Silletta -citado por Salinas-, se menciona al Movimiento de Vida Cristiana (MVC) como el grupo más importante dentro del sodalicio el cual se encuentra presente en 18 países de America y Europa y cuyos integrantes se llaman a sí mismos como la “familia sodálite”. Este grupo ha conseguido muchos adeptos en Arequipa, en particular, jóvenes que egresan de colegios religiosos bajo su influencia.
Un espacio central en la actividad del Sodalicio -dice Silletta- es el campo de la educación pues el objetivo es “construir un terreno en el que las ideas de los conservadores puedan ser implantadas en los niños pequeños bajo formas disciplinarias de la vida cotidiana”.
Entre las instituciones que manejan en Arequipa menciona al Instituto para el Matrimonio y la Familia, el Instituto del Sur, y la Universidad Católica San Pablo de la que dice “se ha convertido en bastión fundamental de difusión de las ideas de los conservadores provida”.
Para el año 2016 se ha anunciado el inicio del colegio San Pablo, que estará a cargo de la adherente Gabriela Cabieses de Rodríguez, para lo cual ha renunciado a la dirección del Instituto del Sur que encabezó por espacio de 14 años.
LAS PRIMERAS DENUNCIAS
En el año 2002, el primer denunciante público fue el oftalmólogo Héctor Guillén Tamayo, quien a través de dos publicaciones periodísticas acusó al SVC de haber “captado y lavado el cerebro” a su hijo Franz Guillén Gross, cuando éste tenía 16 años y estudiaba en el colegio Max Uhle.
En el 2001 él se había ido a una comunidad sodálite y desde entonces se rehusaba a mantener contacto con sus dos padres. Guillén acusó al sodalicio de haberlo provocado “un cambio radical en su personalidad, la deserción de sus estudios universitarios, el abandono de su hogar y el enfrentamiento con su familia”.
En diciembre de 2002, Franz envió una carta pública a su padre lamentando su reacción, reiterando se voluntad de pertenecer al Sodalicio y de ir a Colombia, lo que su padre interpretó como una estrategia para alejarlo completamente de su familia. A pesar de sus esfuerzos no pudo recuperar a su hijo y, al paso de los años, la pareja solo ha logrado visitarlo en Brasil, donde vive ahora. Las relaciones se recompusieron en la forma y hasta ha venido a visitar a sus padres con motivo de la celebración de sus bodas de plata, pero el distanciamiento espiritual se mantiene,
Un amigo de la familia, que presenció el encuentro, relata conmovido que durante la cena, el joven recibía reiterados llamados por teléfono y parecía presionado para retirarse cuanto antes de la reunión.
En el año 2000, hasta 8 integrantes de la promoción del Colegio Max Uhle se adhirieron al Sodalicio, por lo que, tiempo después, hubo oposición de los padres de familia a permitir el libre ingreso del sodalicio al centro educativo, dadas las denuncias que ya se hicieron públicas.
Esta acusación sobre los métodos de captación de jóvenes, el enfrentamiento con la familia, la despersonalización, entre otras técnicas, supuestamente para mantenerlos bajo su dominio, como desalentarlos a hacer estudios superiores con el fin de que sea más difícil abandonar la comunidad, ha sido reiterada después en muchos casos. Prácticamente los 30 testimonios que recoge Salinas en su libro reiteran esa modalidad,
Parque de la Esperanza, la empresa más exitosa que maneja el Sodalicio en Arequipa, proyecta un nuevo cementerio en Socabaya
Además de los maltratos psicológicos y físicos. Y, de manera destacada, la predilección por captar jóvenes blancos, de buen apellido, buen físico y capacidad económica.
En el año 2002, Pedro Salinas, en su novela Mateo Diez, habla de estos maltratos y de su paso por el Sodalicio, en clave de ficción, pero con un gran correlato con la realidad.Allí ya se menciona la sede arequipeña como de gran importancia dentro del movimiento.
Recientemente, a raíz de la publicación de “Mitad Monjes, Mitad Soldados”, salieron públicamente a confirmar estas acusaciones los hermanos Vicente y Martín Lopez de Romana, quienes fueron captados por el Sodalicio en el colegio Prescott donde estudiaban.
Junto al crecimiento de adeptos, el movimiento ha registrado un crecimiento exponencial en propiedades inmuebles, empresas y negocios. Bajo distintas razones sociales, en Arequipa poseen predios de grandes magnitudes, para sus dos empresas mayores como son el cementerio y funeraria Parque de la Esperanza y la Universidad Católica San Pablo.
Otra reacción publicada en el diario La República, ha sido la de José Luis Rondón de la Jara, quien ha querido prevenir a los padres de familia del colegio Prescott, donde estudia su hija, dado que, en su propia experiencia, este centro educativo orientado a jóvenes de clase alta, es uno de los predilectos de los activistas del SVC que quisieron captarlo en sus tiempos de estudiante, sin lograrlo, aunque si consiguieron que su hermano menor Enrique, ingrese a sus filas, retirándose tiempo después para alivio de su familia. Las acusaciones sobre los métodos y objetivos son las mismas en todos los casos.
VIOLACIONES SEXUALES
Lo más grave de todo son, obviamente, las denuncias de violación sexual que -casualmente- envuelven a la cúpula del SVC y su entorno más cercano. Tres acusaciones contra el fundador Figari denunciadas en 2011, s suman a otras 3 contra quien fue Vicario General del movimiento y segundo al mando,Germán Doig Klinge, quien falleció de un infarto a los 43 años en el 2001, y cuyo proceso de beatificación tuvo que ser detenido al hacerse públicas las acusaciones.
Además, el asistente personal de Figari,Daniel Murguía Ward, fue sorprendido en un acto de pede- rastia en octubre de 2007 y purgó unos años de prisión por ello. Y el ex sodalite, Jeffrey Daniels, muy cercano a Germán Doig, es acusado por muchos testimonios consignados en el libro de haber violado sexualmente a todo el grupo que tenía a su cargo a fines de los años 90.
Tal coincidencia debiera ser investigada y aclarada exhaustivamente al tratarse de conductas sistemáticas y no aisladas, como se dijo, cada vez que uno de estos actos salía a luz.
INMOBILIARIA
Junto al crecimiento de adeptos, el movimiento ha registrado un crecimiento exponencial en propiedades inmuebles, empresas y negocios. Bajo distintas razones sociales, en Arequipa poseen predios de grandes magnitudes, para sus dos empresas mayores como son el cementerio y funeraria Parque de la Esperanza y la Universidad Católica San Pablo.
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