La alianza que ha dejado más descolocadas a algunas figuras locales es la del APRA y el PPC, cuyos primeros damnificados son el congresista Juan Carlos Eguren, quien tenía aspiraciones presidenciales -aunque irreales, legítimas-, y el nunca resignado al retiro, Daniel Vera Ballón, cuyas posibilidades de reinsertarse a la política son, por ahora, nulas.
Otra tienda convulsionada, aunque de manera sorda, es la fujimorista, donde la multitud de aspirantes aún no tiene garantía definitiva, formando un abultado pelotón tras el coche ganador, según los ondeos, hasta el momento. Aunque la legislación obliga a la democracia interna, la modalidad de elección por delegados y la forma en que éstos son designados, hacen de esta obligación, algo que fácilmente puede ser burlado, imponiéndose finalmente la voluntad de la cúpula…..
Lea artículo completo en la edición impresa