Aún tengo en la retina los trazos firmes, seguros, de contrastantes colores, que configuraron el cuadro que Juan Carlos Zeballos pintó como resultado de nuestra participación como binomio “artista-empresario” (artista-no artista, tuvo que ser en nuestro caso porque yo no tenía ninguna empresa, y solo aporté con un tímido trazo). Fue dentro de la actividad que Claudia Cuzzi y yo desarrollamos bajo el título “Unidos por el arte”, para recaudar fondos pro Museo de Arte Contemporáneo de Arequipa, hace ya varios años. Recuerdo también su facilidad, esa destreza poco común para dotar de sentido a su obra.
De sentido descifrable solo por el receptor y, por tanto, con tantas posibilidades de lectura como el número de espectadores que atrae cada una de sus obras. Ahora que Juan Carlos está en Paris y acaba de presentar una muestra titulada “Memorias bajo la piel”, que, como es obvio, alcanzo a ver solo a través de fotografías, confirmo que es uno de los artistas arequipeños –por la consistencia de su trabajo y la fidelidad a su propio estilo- que mantiene intacto mi interés en su obra. La producción pictórica de Zeballos no se…
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