La República publicó que hubo menos electores peruanos que no sufragaron por nadie que los que votaron por Fujimori. No obstante, hay otro hecho que debería concitar la atención.
Los dos finalistas vienen pecando de soberbia. Keiko porque se ufana de haber sacado el 40% de los votos válidos y PPK por haberse impuesto por 4 puntos de diferencia en la primera encuesta del balotaje.
Ahora que ya se han contabilizado el 99% de las ánforas resulta que los votos nulos/blancos han logrado el segundo puesto con el 17.7% de los votos. Si el reglamento contemplase esa opción bien el balotaje debiera ser entre Keiko y los votos-por-nadie, siendo esta última opción la que podría ganar debido al anti-voto que el fujimorismo despierta.
PPK quedó 0.4% por debajo de esa cifra obteniendo apenas el 17.3% mientras Keiko solo obtuvo el 32.8%.
La mitad de los electores no apoyaron a ninguno de esos dos candidatos.
Keiko despierta más anticuerpos que Humala en 2006 y 2011. La mayor manifestación hecha en este proceso electoral ha sido una no a favor de un candidato sino contra una.
Nunca antes en la historia latinoamericana ha habido alguien que haya ganado el balotaje tras haber quedado debajo de los votos-por-nadie y del 18% en la primera ronda.
Los votos blancos superan a los de cualquier lista en la elección al parlamento andino y, cuando se muestren los resultados finales de la elección legislativa, no nos deba extrañar que éstos se acerquen a la cifra (o la superen) de los votos en favor de Fuerza Popular que ha conseguido un 55% del congreso.
El fenómeno del alto voto-por-nadie, el cual puede que se convierta en el mayor que haya tenido una elección general peruana, va de la mano con la enanización de los candidatos de los 3 presidentes que eligió el Perú en la era post-fujimorista.
Mendoza, Barrenechea y Santos, que sumaron alrededor del 24.5% de los votos, dicen que no apoyarán a ninguno de los finalistas. Si se junta ese porcentaje con el de los blancos/nulos se llega a más del 42% de los votos, algo que de materializarse podría dar pie a que se cumpla el reglamento electoral y se anulen estas elecciones.
Guzmán, que siente que le han quitado la presidencia fraudulentamente, bien podría acordar con esas fuerzas hacer una campaña masiva por que haya más votos-por-nadie que por cualquiera de los dos finalistas en el balotaje para forzar su pedido por nuevas elecciones limpias.
Los que plantean no apoyar ni a PPK ni a Keiko no se atreven a tomar ese camino. Tampoco toman el otro que implicaría apuntalar a PPK contra el fujimorismo.
Lo que están haciendo es deshojando margaritas. La inconsistencia les puede hacer perder el capital político ganado.