Si tuviera un martillo…

Columnas>La Isla de Jonás
(…) “martillo de justicia, campana de libertad, y una canción, de paz.”
Como sucede con las canciones que uno escucha por primera vez, esta versión tan popular que se tituló simplemente “El Martillo” se la atribuíamos sin dudas ni murmuraciones al genio creativo de Víctor Jara.
Sin embargo la ignorancia escondía otro héroe entrañable y la historia de una mutua admiración entre creadores de la cultura popular.
“If I had a hammer” fue la canción original escrita en 1949 por Pete Seeger, uno de los padres de la música folk en los Estados Unidos e inspirador de artistas como Bob Dylan.
Su canción, en medio de la Guerra Fría y la “caza de brujas” contra todo aquello que oliera a “comunismo”, en los años 50; no pasaba del círculo de activistas y miembros del movimiento progresista norteamericano.
Fue una década después, y en medio de la efervescencia de los años 60 que el grupo “Peter, Paul and Mary” le imprimiera otra estructura y la popularizara hasta convertirla en un himno de los movimientos sociales como la lucha por los derechos civiles y las protestas contra la guerra de Vietnam.
Por esas mismas fechas, el año 1963; si “Peter, Paul and Mary” ubicaron la canción en la lista de los 10 temas más populares, un músico de origen mexicano, Trini López; fue quien imprimiéndole mayor energía a la música la llevó al puesto número 1. El ritmo superaba el mensaje y “If I had a hammer” fue un tema muy bailado.
Fue en 1969, cuando Víctor Jara era el director musical del grupo Quilapayun; que se graba “El Martillo” la versión tan popular del naciente movimiento de la Nueva Canción, o “canción comprometida”; que fue a la vez la banda sonora del movimiento político, Unidad Popular, que reuniendo a diferentes grupos de izquierda llevó al poder al presidente Salvador Allende en 1970.
Esa experiencia histórica de un gran movimiento popular capaz de llegar al poder por la vía democrática no podía ser permitido, en Chile ni en ningún punto del planeta, por ello el castigo debería ser ejemplar. Y vaya que lo fue. Se tomaron 3 años para traerse abajo la decisión de la mayoría de un país a un costo de odio y sangre que ha dejado heridas aun sin sanar.
Una de esas heridas abiertas ha sido Víctor Jara. Víctor prisionero, Víctor insultado, golpeado, torturado; sus manos destrozadas a culatazos, su boca reventada en sangre para impedirle que cante.
Un año después que su cuerpo fuera encontrado junto a otros dos, al costado de unos matorrales; y que el mundo constatara consternado el horror que se vivía en Chile; Pete Seeger devolvió el homenaje a Víctor.
Seeger recibió la traducción, al ingles; del último poema que escribiera Víctor Jara la misma mañana en que le iban a matar dentro de la prisión en la que se había convertido el Estadio Chile.
El cantante, pegó con una cinta el papel con la letra en el micrófono e hizo un acompañamiento con guitarra. Desde entonces cantó ese poema de Víctor en cada lugar donde se presentaba.
Está en la red el audio de una de estas versiones en la que, quien traduce al castellano el texto es Leon Gieco.
Víctor escribió ese texto antes de recibir 44 balazos, uno de ellos directamente a la nuca y que le causaría la muerte. Desde el lunes pasado, en Florida, EE.UU., al final del juicio contra los asesinos de Víctor Jara; conocemos el nombre del oficial militar que realizó el disparo.
“¡Canto, qué mal me sales / cuando tengo que cantar espanto! / Espanto como el que vivo / como el que muero, espanto.” (parte del último poema escrito por Víctor Jara)