Contar cuentos es volver a emocionar con lo simple

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Jorge Genovese

Jorge Genovese

Estoy  en el Festival internacional de narración oral “Todas las palabras, todas”, acabo de disfrutar de tres narradores de cuentos, Carlos Genovese de Chile, Juan Madrigal de Costa Rica y El duende de Colombia, una experiencia maravillosa.  Conversé con Carlos Genovese sobre su trabajo.

¿Qué es un cuentacuentos?

Es una persona que, primero, ama profundamente las historias y, por lo tanto, desea que el placer que le producen pueda compartirlo con otro. Para eso va aprendiendo a rescatar historias que le interesan, pueden ser actuales, del pasado, de la historia y también de la literatura; e ir transformándola en relatos orales. Lo adapta, lo recrea, lo llena de vida, encuentra un lenguaje apropiado para contarlo, que sea entendible y finalmente se transforma en un experto en el arte de narrar.

¿Tomas cuentos de la tradición de tu país?

No somos folkloristas, ni antropólogos, nada de eso. Funcionamos sobre la base de querer recuperar un poco más que la tradición, queremos recuperar el sentido de la comunidad convocada para escuchar sus historias, sobre todo en la urbe, en la ciudad. También en las zonas rurales, porque eso es algo que se perdió,  aportamos a esta forma de comunicación telúrica, ancestral que hoy día está muy perdida por la mediatización tecnológica, las pantallas, todo viene envasado, predigerido, manipulado. Se trata de volver a emocionar con lo simple, eso es lo que buscamos, lo importante es que la gente vuelva a sentir el placer de contar y que estimule el deseo de contarse y de hablar con los otros sobre las cosas que le pasan, va más allá del hecho artístico.

¿Cómo llegaste a la experiencia de contar?

Yo soy un hombre de teatro, comencé en los años 70, trabajé como actor, director, autor, dramaturgo. El año 93 conocí los cuentacuentos en un viaje a España, trajimos a Chile un narrador que nos hizo un taller, hasta que en el año 2,000 tuve que elegir entre el cuento y el teatro. Elegí el cuento porque actores hay muchos en mi país, pero narradores de cuentos no había. Fuimos este grupo inicial los pioneros sin pretenderlo, así he sumado ya 23 años como cuentacuentos.

¿Y cuáles son los cuentos que más te gustan?

Tengo un repertorio amplio, cuentos de autor,  otros de tradición, infantiles, como el de Juan Pérez que adquiere en cada país las características del personaje, lo que  permite aportarle elementos nuevos, los re contextualizamos, sino no se entenderían. Tengo muchas historias urbanas,  de hoy, sobre matrimonio, separación, amor, me gusta mucho el absurdo, contado como si hubiera sucedido, y muchos textos de autores que armamos, por ejemplo, a partir de dos historias, las armo y las cuento.

Háblame de la estructura

La estructura del cuento original, clásico, es presentación, desarrollo, conflicto, clímax, desenlace y final, que es muy importante en los cuentos orales, cerrar el cuento. Muchas veces hay cuentos muy lindos pero tienes que armarle un final oral, para que funcione como un cierre definitivo y no quede colgando en el aire, porque a veces, la gente no sabe si terminó o no. Es muy diferente cuando tú lo lees, escrito es distinto porque puede terminar trunco, al final cierras la página y meditas después. En el cuento oral el narrador tiene que hacer esa meditación para el público. Otro  ejemplo, hay algo que ocurre al comienzo que luego se olvida completamente por un largo  rato y luego reaparece porque es fundamental para el desenlace del cuento. O estructuras como las triadas, los tres hermanos, donde el menor es siempre el más sabio, con la personificación de personajes de bajo perfil pero que son fundamentales en un cuento para resolver. En muchos cuentos clásicos hay una viejita que sabe que hay que hacer para lograr los objetivos. Los cuentos modernos  son distintos. Para que funcione tiene que tener acciones que tú puedas describir,  la oralidad es descripción, es como contar una película, con imágenes  y cosas que están pasando para el espectador.

 Habrás viajado mucho y conocido países, historias y gente

Muchos fíjate,  tuve suerte, durante los 25 años que hice teatro tuve una compañía profesional muy importante, el grupo ICTUS. Nos tocaron los tiempos del dictadura militar, fuimos viajando por EEUU, Europa, el Caribe. Cuando empecé a contar cuentos pensé que ya no iba a viajar, me equivoqué completamente. He tenido experiencias maravillosas, he conocido no la totalidad pero sí un 70 % de los países de América Latina. Llegué a comunidades en Colombia y lo más rico es la cercanía con la gente, eso está en los genes de la humanidad,  porque si hay algo que caracteriza al ser humano, es que tenemos el lenguaje para contarnos historias. Vivimos contándonos historias, es la esencia de lo humano. He conocido centenares de narradores, cada uno con su acento, rico porque son las variaciones del español que lo mantiene vivo. He aprendido palabras , giros, con contenido, no solo verbal sino social.

¿Qué te ha dado ser cuentero?

Me ha dado un amor profundo y un conocimiento de la importancia del lenguaje en la vida, poder utilizar el lenguaje de una manera apropiada, porque a través del lenguaje construimos el mundo. Y al contar establecemos un diálogo colectivo y recuperar eso es muy importante en estos tiempos de predomino de la tecnología.