De más está decir que la materia es abrumadoramente grande y que no pretendemos agotarla en un ensayo de las presentes dimensiones. Arequipa no solo es una ciudad con fisonomía original, sino una ciudad donde se ha producido una admirable síntesis cultural entre lo español y lo andino dentro de una comunidad regional de alguna manera aislada del conjunto del Perú colonial.
Arequipa, quizá como el resto del país, es realidad de contrastes, lo hemos leído en los brillantes discursos del historiador Francisco Mostajo, cuando nos ha dicho que los polos del conocimiento del Derecho y de la lucha ciudadana se producen entre la universidad por un lado, y el taller artesanal por el otro. Ciudad donde las personas se persignan antes de salir al combate, y donde junto con las primeras….
…Lea el artículo completo en la edición impresa