ENTREVISTA. José Gabriel Valdivia sobre su nuevo libro acerca de Mariano Melgar

Cultural

José Gabriel Valdivia, poeta, periodista y docente de la UNSA, ha publicado el libro Mariano Melgar, 200 años. Crítica, Nación e Independencia, obra de gran relevancia dentro de los estudios literarios en el Perú. Se aborda, desde una perspectiva original, la obra de Melgar, presentándolo a los lectores a través de la óptica de diferentes estudiosos y críticos peruanos.

El autor hace un balance de los paradigmas que influyeron, desde la literatura, en la construcción de una identidad para el Perú; y realiza una selección rigurosa de artículos y ensayos de autores, cuya materia prima es el yaraví y su representación en la cultura nacional.

Entrevista: Juan Yufra

¿Cuál fue la motivación que te llevó a investigar la obra de Mariano Melgar desde una perspectiva tan singular?

Uno de los aspectos que no puedo dejar de mencionar es la publicación del poemario “Yaravíes para una sirena” de Nilton del Carpio, allá por los años 80. En aquel tiempo me preguntaba cómo el término “yaraví” pudo llegar hasta nuestra época. No olvidemos que el yaraví pasó a ser una expresión literaria, y lo que llama la atención es cómo esta forma de composición tenga tanta trascendencia en la literatura peruana. El yaraví, como se sabe, tomó el espacio de la literatura y se convirtió en un tópico de discusión que fue más allá del campo literario… atravesando lo histórico, lo político y lo cultural.

Sin embargo, apreciamos en el conjunto que tu texto ha sido realizado bajo el signo de la crítica literaria, ¿qué opinión tienes sobre el yaraví en Melgar?

La recepción de la obra de Mariano Melgar tiene en Arequipa algo muy particular, pero esta particularidad hace que no se distinga los estudios históricos, de los biográficos y de los literarios. Hay que entender que Melgar no escribió yaravíes, sino canciones; con los años la popularización oral y musical de esta forma literaria hace que aparezca, por azar, desde la óptica de  antologadores, el término yaraví en el siglo XIX.

Entonces, ¿la imagen de Melgar y del yaraví es parte de una singularidad especial de la creación literaria?

Hay un interés no solo por el héroe sino por el poeta y por los yaravíes. Interesa el héroe por su participación en la emancipación; importa el poeta por las formas neoclásicas de su primer momento, pero después, a finales del siglo XIX, surge el yaraví como un objeto de estudio a tener en cuenta. Es así que la crítica del siglo XX ha querido desentrañar ¿qué cosa era el yaraví? Y me parece que ha sido esclarecido este fenómeno. Sin embargo, paralelamente, aparecerá otro aspecto, y es la discusión sobre la cuestión nacional, y allí Mariátegui critica las formas del yaraví y de la nación.

¿Y realmente se han esclarecido estos conflictos de origen con respecto al yaraví?

Los investigadores respondieron a la pregunta ¿qué es el yaraví?, observando sus antecedentes en el mundo prehispánico, su presencia en la colonia y en la época republicana del país. La crítica ha sido muy precisa en este aspecto ya como un producto de la transculturación, en donde se va a identificar el discurso amoroso: una canción de amor. El problema lo va suscitar Mariátegui cuando se pregunta “¿y ese sentimiento de dónde viene?”, y es así que surge la explicación de “un sentimiento indígena” que la crítica ha tratado de develar y que se encuentra impregnado en este amor que canta el yaraví.

Este libro, desde tu investigación, sugiere un balance sobre el yaraví como una expresión de la cultura peruana.

Creo que el yaraví se va convirtiendo en un signo y en un símbolo del siglo XIX. Signo desde el punto de vista literario y símbolo porque Melgar es un “héroe cultural”. En la medida que tú vas desentrañando los elementos conflictivos del yaraví, vas descubriendo que es un símbolo cultural de lo heterogéneo.

¿Qué temas y autores has tenido en consideración para modelar Mariano Melgar, 200 años. Crítica, Nación e Independencia?

De un lado está el aspecto cronológico. Desecho la introducción de Francisco García Calderón para la edición de la primera antología sobre la obra de Melgar en 1878, pues se percibe un interés forzado. No desprecio tampoco lo que se hizo en Arequipa a propósito de las celebraciones por “el centenario” del nacimiento de Melgar (equivocadamente hechas en 1891), donde se inició una forzada valoración romántica del poeta. A Melgar lo hicieron romántico los románticos del siglo XIX.

En este sentido, no hubo un distanciamiento frente al texto y al contexto que hoy exige la crítica. Y como sucede con el destino popular de este tipo de héroes culturales, todo el mundo se atrevió a escribir acerca de él, construyendo una figura legendaria.

No he tomado en cuenta esos artículos. He recopilado los más valiosos y algunos desconocidos, por ejemplo, el texto de Luis Fabio Xammar de 1948, el de Mariátegui de 1915 o el del poeta Martín Adán, extraído de su tesis, De lo barroco en el Perú, y otros no muy difundidos de Antonio Cornejo Polar, entre otros.

En cuanto a los temas, sobresale el interés crítico por los problemas de la nación y la identidad peruana, a partir del yaraví o las fábulas, y no tanto el neoclasicismo melgariano, expresado en odas y elegías.

Percibo que esta obra inaugura una línea en el campo de la investigación de los estudios literarios e historiográficos en el Perú.

Construir un derrotero de los estudios literarios es importante. He abarcado una vasta perspectiva crítica sobre la obra de Mariano Melgar. Este libro, además, registra la visión de cada generación de críticos peruanos y otorga, al investigador interesado, una fuente imprescindible para conocer las diversas posturas que han motivado el yaraví, Mariano Melgar y Arequipa en la consolidación de la nación peruana. Además, es un tributo a la arequipeñidad, tanto a la tradicional como a la insurgente.