El primer Lenin que llega a la presidencia por vía electoral

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A medio año antes que se celebre el centenario de la revolución liderada en medio de la nieve rusa por Lenin, al otro lado del planeta en el país que tiene el nombre de la muy cálida yaya del Ecuador acaba de ganar las elecciones presidenciales in homónimo suyo.
El actual vicepresidente del Ecuador ha ganado por poco más de dos puntos porcentuales la segunda vuelta, por lo cual Lenín Moreno se convierte en el sucesor de Rafael Correa. Él, al igual que el mandatario estadounidense más electo de la historia, Franklin Roosvelt, usa siempre silla de ruedas, aunque, a diferencia suya, él si debuta en la presidencia como un minusválido.
Los dos nombres del nuevo gobernante del ‘socialismo del siglo XXI’ del Ecuador coinciden con los apellidos de pila del líder de la mayor revolución comunista de la historia y también del creador de la que fuera la mayor tendencia internacional trotskista en Latinoamérica (el argentino Nahuel Moreno). No obstante, existen grandes diferencias entre el nuevo mandatario y esos revolucionarios anticapitalistas.

CIUDADANOS
Rafael Correa y Lenín Moreno plantean una “revolución ciudadana” pacífica que no trastoque a las instituciones, las FFAA, la democracia multipartidaria, la libre empresa, el mercado, el capitalismo y la única economía sudamericana donde la moneda oficial es el dólar estadounidense.
Su radicalismo ha consistido en reemplazar el antiguo modelo neoliberal ecuatoriano que produjo en su momento, al igual que en Bolivia, numerosos choques sociales y cambios presidenciales, por uno proteccionista y nacionalista con concesiones sociales, el mismo que ha logrado mantener cierta estabilidad política, económica y social.
Sin embargo, el candidato opuesto, el millonario Guillermo Lasso, ha impugnado los resultados acusando de fraude.
Él pensaba que el viento podía navegar en su favor. Tras que en las pasadas presidenciales del 2013 Correa le había ganado a Lasso en primera vuelta por 57.17% frente al 22.68%, en la primera vuelta del 2017 los correístas habían caído 18 puntos, a poco menos del 40% con el cual hubiesen podido ganar en el primer turno, y Lasso había subido al 28%. Lo más importante era la tendencia continental pues en las dos mayores repúblicas sudamericanas (Brasil y Argentina) gobiernos nacionalistas amigos de la “revolución ciudadana” habían sido sustituidos por neoliberales, mientras que en Venezuela la oposición ganó las legislativas pasadas y en la semana previa ésta había acusado a Maduro de promover un autogolpe al darle a la corte de justicia facultades competentes del congreso.

REELECCIÓN
Este es el cuarto periodo del correísmo, pero esta vez su presencia en la Asamblea Nacional de 137 legisladores bajó de 100 a 74. Aunque conserva una mayoría absoluta esta es leve.
La oposición, si no logra trabar la proclamación oficial de Moreno, va a buscar desestabilizarlo. Debido a que no controla el congreso no hay la opción de pedir un impeachment como los que antes se emplearon en Honduras, Paraguay y Brasil para remover presidentes nacionalistas o el que en Venezuela quiere hacer la oposición.
Éstas son las primeras elecciones sudamericanas tras el triunfo de Trump, las mismas que se dieron mientras en Paraguay una protesta social llegó a quemar el parlamento, el mismo que antes depuso a un gobierno izquierdizante.
La propia estabilidad de los nuevos gobiernos pro-EEUU del continente no es muy fuerte. En Paraguay, Argentina y Brasil hay muchas protestas sociales, mientras que en los dos vecinos de Ecuador, Colombia y Perú, la oposición la comanda una derecha aún más dura.

ALBA
Ecuador es parte de la Alianza Bolivariana de Nuestra América (ALBA), la primera coalición izquierdista de países americanos en contraposición a la mega-potencia que se hace llamar América. Ésta reúne a 5 repúblicas hispanoamericanas con 4 Antillas anglo-parlantes bajo una eventual plataforma nacionalista, la cual va desde una Cuba dominada por un partido comunista única y una economía estatizada hasta 4 miembros de la Commonwealth británica, 3 de los cuales siguen teniendo a Elizabeth II como su jefa de Estado.
Un eventual triunfo de Lasso hubiera sacado a Quito de dicho bloque siguiendo la senda que se dio antes en Honduras.
Por el momento el ALBA se ha consolidado y Moreno ha logrado algo novedoso dentro de dicho pacto. Hasta hoy los únicos recambios en el poder de parte de los dirigentes “anti-imperialistas” históricos se habían dado en Cuba, cuando Fidel le delegó la posta a su hermano menor Raúl, y en Venezuela, cuando Chávez al morir le dejó el puesto a Maduro, el cual pudo luego ganar ajustadamente una elección presidencial para luego perder una legislativa.
Esta vez Correa joven y vivo ha hecho campana por su vicepresidente, el cual gobernará con mayoría congresal absoluta, un precedente que deberá seguir Bolivia cuando Evo Morales acabe su mandato.

ASSANGE
Y, mientras tanto uno de los que más viene debiendo estar festejando esa victoria es el único inquilino permanente en la embajada ecuatoriana de Londres. Julian Assange evita así un cambio en el poder de Quito, el cual hubiera producido que acabe pronto su status de refugiado.
El jaqueador que hizo el jaque mate a la Clinton favoreciendo a Trump, ahora se beneficia de la reelección de un gobierno antípoda al conservadurismo estadounidense.
La reelección ecuatoriano no ha modificado la correlación de fuerzas en la región.
La ALBA ha sido golpeada por los recambios presidenciales en Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil, pero ésta espera que estos comicios paren esa tendencia, aunque debe hacer frete al incierto futuro de Cuba en la que pronto Raúl Castro deberá dejar el poder por razones de edad y el de Venezuela, sacudida por la baja mundial del precio del petróleo, la crisis económica y el crecimiento de la oposición.