La apacible mirada del boxeador

La Revista

Camilo Jara se acomoda los guates de box, su corazón late fuerte, siente la ansiedad por la primera pelea.  Cuando voltea a la tribuna, todos los rostros le son ajenos y difícilmente los volvería a recordar, menos  uno, el de su padre quien lo observa entre el público.  El verano ya casi finaliza, el calor es sofocante, la  campana suena, y el fragor de los primeros golpes se lleva de una bocanada los miedos de una primera vez.

Esa pelea Camilo la perdió pero su padre nunca dejó de apoyarlo. Dice que al igual que él, en cierto modo,  también es su sueño, un sueño alimentado por algunas películas de box, sueño que se vio truncado una  tarde de agosto por un accidente de trabajo, cuando una tapa de un cilindro hidráulico salió volando.  Camilo, en acto reflejo, intentó protegerse con la mano derecha, la cual terminó fracturada. Lo trasladaron  a una clínica donde estuvo cuatro días, donde recibió una de las peores noticias para su carrera…

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