Contraloría inoperante

Picotazos

 

Más allá de, si las denuncias contra el contralor Edgar Alarcón Tejada son oportunistas o no, lo real es que los procesos de megacorrupción que, desde los tiempos de Fujimori y, ahora, con la operación Lava Jato se están conociendo; fueron olímpicamente ignorados por este ente que, aquí en Arequipa, incluso estuvo involucrada en denuncias de extorsión y chantaje a ciertas autoridades.

La corrupción regional, indignante  como las otras, desde lo de Ancash hasta el Callao, Cusco, Ayacucho, Loreto Tumbes, por citar las más escandalosas, también le paso «por la huacha» a los auditores repartidos en todas las instituciones públicas del Perú, incluyendo al gobierno regional de Arequipa.

Los actos de corrupción sólo se conocieron cuando intervino la Fiscalía, en la mayoría de los casos y por delaciones de otros. Los informes de Contraloría, siempre blindados por el secretismo, raras veces han arribado en sentencias efectivas. Muchas otras veces han quedado en los escritorios de los jefes de Contraloría. ¿Quién da cuentas de eso?

Que sirva la ocasión para que la sociedad civil efectúe una «auditoria» de la labor de la Contraloría todos estos años, incluyendo la del periodo de Fuad Kouri. ¿Por qué no vieron la elefantiásica corrupción que pasaba frente a sus hijos en las municipalidades de Callao, de Lima, los gobiernos regionales, las obras de Olmos, Metro de Lima, carretera interocéanica, para mencionar solo algunos.

A poner las barbas en remojo.