El revés de la caída, por Tallulah Flores Prieto

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Poesía reunida 1988-2017

Por Gloria Mendoza Borda

Tallulah Flores nos presenta en este libro una cosmovisión caribeña donde los ríos fluyen en sus manos,  el movimiento de los árboles impactan su yo poético,  ella misma es parte de esos cielos olados, del ocultamiento del sol en sus poemas, de haber encontrado la luz en su vida. Su poesía reunida nos la presenta sin tapujos como lo es, unas veces angustiante, otras veces alegre, unas veces torturante, otras veces voladora como mariposas de colores que besan flores y besan el aire que respiramos y se van. La voz de Tallulah es fruto florecido en los acantilados de nuestra consciencia ¿Por qué escribimos poesía? ¿Para quién escribimos?

Tengo el placer de haber leído esta poesía reunida de Tallulah Flores con sumo acato porque me atrapó El revés de la caída, una poesía que me llevó a esos espacios del mundo penetrante en Colombia y que conocí en los últimos años en el nombre de Gabo, pernoctar por ejemplo Aracataca es enfrentarse a un mundo alucinante. Además esta poética la sitúa como a una de las mejores voces representativas de la poesía colombiana. La poesía de Tallulah Flores es el ensanchamiento y la condensación de todas las vanguardias hasta entregarnos una voz distinta, magnánima, enfática; muy suya y nuestra como osados lectores.

 

Colombia sufrió mucho la guerra entre conservadores y liberales, luego llegarán los movimientos guerrilleros, las muertes más muertes, la fuga de los jóvenes. Toda esta experiencia es rescatada en sus cinco libros sobre una Colombia que sufrió los avatares de la vida producto de virulentos gobernantes así como en toda Latinoamérica. Solamente que nuestra poeta Flores nos la remite metafóricamente para que descubramos el signo ausente.  La historia de los pueblos será recordada por la obra de escritores y artistas, de artistas populares y no por los gobiernos de turno.

 

Su Poesía Reunida 2017 nos muestra cinco libros:

1.- Poesía para armar

Composición en blanco: Siento y pienso que cada poema de Tallulah Flores es un cuadro de pintura en un lenguaje kandinskiano entre lo real, abstracto y música interior. Unos suaves brochazos en un lenguaje sentido y elaborado. En las tres etapas de creatividad de kandinsky la influencia del impresionismo, las improvisaciones, el lenguaje muy elaborado, demasiado académico, me quedo con la segunda. En la segunda de esas etapas  encuentro esta poesía caribeña de ­­­Tallulah, un cuadro ­de poesía que se desborda de las métricas, unos cuadros que se desbordan de los colores. Y esa música interior en Tallulah viene del mar, de la naturaleza, del Caribe, y también del desequilibrio político que sufrió y sufre su país caribeño; el dolor por los despojados que se encuentra en muchas lecturas literarias como en Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón por Albalucía Ángel que me la recomendaron las poetas Doris Moromisato y Jaidith Soto en Barranquilla. Esta temática será una constante en la poesía latinoamericana. Este dolor naturalmente, está también en la poesía de Tallulah Flores.

 

Siempre me sentí impactada por la música interior de Kandinsky, de Klee, y ahora por la poesía por T. Flores.

 

 Los colores –ya uno- / conforman el objeto /

¿Son cosas o es el tiempo / que ocupó en la imagen / la palabra / por decirse?

 

Otro de los poemas que me removió es Extraviado el nombre. No es el yo de la poeta misma, es el yo de muchas voces, si la palabra no le perteneció sí le perteneció, es la palabra de los otros, de los abuelos que ahora están en la voz de la poeta:

 

La ciudad recordaba mi nombre / porque no he muerto / o porque no ha muerto aquello que repito. / La palabra / no me perteneció nunca, / pero le he sido fiel aún sin nombrada. /…/

 

¿Una antítesis? La palabra le pertenecerá siempre. La poeta es sencilla consigo misma, será la justificación de todos los tiempos.

 

Tal vez en la muerte / la palabra me pertenezca, (…) Algo más: yo no sería la justificación de nada, / quizá sería un instante eterno.

 

2.- Voces del tiempo

 

Naturaleza muerta:

 

Dicen que los árboles tienen voz, que conversan entre ellos, que unen sus manos y  raíces, que danzan dentro de la tierra, claro que las palabras  se convierten en esbozos verdes y en los poemas de Flores toman fuerza, esas enramadas realmente a veces dan temor, la poeta dice “soy yo, sin follajes”  no importa que no tenga follajes pero adentro no es una naturaleza muerta, en este caso también parece un cuadro de pintura donde las cepas están abrazadas en silencio.

 

En verdad no hay historia: / desde la madrugada todo está quieto / y la niebla oculta los caminos. / A través de los árboles / las palabras / sigilosamente / se transforman en dibujos crueles, / signos cerrados de erotismo /  que aparecen rodeados de miedo y misterio.

 

Tallulah Flores vuelve a la pintura sin proponérselo, en su poesía es una opción escritural natural.

 

Está la luz a su lado para velar sus sueños del despeñadero, espejismos de río, está la luz que alumbra sus días con pastorales copos blancos.  Precisamente en ese abismo encuentra la luz.

 

No hay trama en el parque. / Soy yo, sin follajes, / y bajo el farol del centro / la luz / en abismo / se apropia de mi boca.

 

En el poema Puerto Colombia me reencuentro allí, conocí la fraternidad del Puerto. Sin embargo, al ver casas hermosas atrapadas por los desbordes del mar sentí que ocurrieron muchas muertes, vi una casa museo con restos de un pasado trágico que no puede quedar oculto ante la historia y los ojos de nuestra poeta, este puerto tuvo el  terminal marítimo más importante de Colombia.

 

La historia ya no cuenta para nadie. / Las horas se juntan con las horas en lo que resta de este puerto / y la música estalla incesante y se adormece / en los ojos de los peces, en los vidrios de la arena.

 

Finalmente, el espacio Todo. / Y yo, al borde de la noche / o en esta orilla del Caribe.

 

El mar del Caribe es impactante, hermosísimo, y la vida sigue alegre en Puerto Colombia, las puertas de las casas abiertas, mesitas al aire, diálogo.

3.- Cinematográfica

Conversiones:        

Este poema me recuerda al poeta peruano vanguardista Carlos Oquendo de Amat (Puno 1905 – 1936) autor del libro más sorprendente del surrealismo peruano con su único libro 5 metros de poemas, en el libro hay un Poema del manicomio: “Tuve miedo/ y me regresé de la locura/ Tuve miedo de ser/ una rueda/ un color/ un paso…¨ Oquendo muerto en España durante la Guerra Civil Española pero no combatiendo sino de enfermedad. Además el libro de Tallulah Flores se llama Cinematográfica y el libro de Oquendo es como una cinta cinética, un libro objeto. Los temas similares y al mismo  tiempo distintos, el propósito es otro. Alegres coincidencias de poetas.

Desde el silencio el poema vive una locura / caen los dedos, /  Y tendido bajo un árbol / el poeta se enlaza y ensaya doradas geometrías.

No hay refugio en la costa. / La antorcha se apaga y no hay templo. / Todos tocan la tierra y ríen de oficio mientras sopla la tierra y es marzo, / y  el poeta responde el nombre del pueblo en su sombra aquel sueño.

Se inclina, / respira, / escucha el zumbido y no piensa.

Este poema de Tallulah Flores me parece una escena de cine, y entramos, cierre de telón, la sombra se hace luz en el sueño.

 

  4.- Nombrar las voces

Este libro es un homenaje a los principales poetas, sus lecturas hicieron huella en su proceso creador. Walt Whitman, Tiriel, Octavio Paz, Héctor Rojas Herazo,  Emily Dickinson, Aurelio Arturo, Silvia Plath, John Donne, Else Lasker-Schuler. Rimbaud, Christine de Pizan, Borges, Badr Sharkir al Sayyab, Lorca,  Alejandra Pizarnik, Jorge Teillier, T.S. Eliot, Vicente Aleixandre, Saint John Perse, Roberts Desnos, Miguel Iriarte

Rimbaud es uno de los poetas que admira nuestra poeta, el universo fantasmagórico del poeta hará huellas, ese correrse en los “bosques primitivos” Esa generación de poetas franceses hicieron furor corriendo lejos de la civilización.

 

Aquí estoy otra vez dejándome llevar por la pendiente del talud / para ir al encuentro de los pantanos y los bosques primitivos / cuando el tiempo se decida y las sombras no amanecen el rigor de las días.

Tu vida se desborda y te abrazas al alba y yo abrazo tu voz y yo te abrazo.

  5.- Poemas Ocultos

Aquí indirectamente aparece la calidez de la familia.

Cosas del río:

Sin embargo, la luz. Eso decías. / Pero hemos visto cómo la ciudad se tuerce / cuando de las montañas surge el ocaso con los muertos futuros / que poblarán la noche en las cloacas del rio.

Todo ha sido decretado / irrevocablemente / para la montaña, el ocaso, la noche y el río.

 

Es cierto, sabias las palabras de la poeta, todo fue decretado, nos toca seguir esa ruta trazada para cada uno, tender puentes, saltar entre piedrecillas, mirar el agua azul, y

 

En Medellín se espera el renacer del río, / y hay una luz esplendorosa en estos días.

 

Y que se haga luz / sobre este cuerpo derrotado que es la piel de todos, / porque alguien nos mira ahora / y sus ojos son rápidos / y la lluvia arrecia, / y no hay tiempo suficiente/ y debemos marcharnos con sigilo.

En la ley de la contradicción es levantar los brazos a  la naturaleza, besar la tierra, agradecer a las montañas descubriendo esa luz sin abismo, mirar los árboles y escuchar el canto de gorrioncillos. Hermosa poesía de Tallulah Flores.