Charcani VII: ¿desarrollo energético o preservación de la campiña?

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El proyecto podría generar tres veces más energía que las hidroeléctricas Charcani I, II y III,  juntas. Sin embargo, el precio podría ser muy alto: inundar el valle de Chilina, afectar campos de cultivo, un parque ecológico, e incluso, perder el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Los agricultores y vecinos de la zona piden la reubicación del proyecto, para no tener que disfrutar de la campiña solo desde una pantalla de televisión.

Sobre el proyecto de Central Hidroeléctrica Charcani VII se cierne una gran polémica y dilema: aumentar la producción energética o perder parte de la campiña en el valle de Chilina.

Las explicaciones que ha dado la empresa Egasa, impulsora del proyecto, no han sido suficientes para calmar los temores que expresan los agricultores, empresarios y vecinos del valle de Chilina. ¿La obra impactará negativamente en el ecosistema de Arequipa?

Ellos no se oponen a la hidroeléctrica sino a la ubicación del proyecto, pues aseguran que afectará al valle y al parque ecológico regional, el pulmón verde de la ciudad.  Hasta ahora la empresa evade los comentarios y espera la aprobación del proyecto para lanzar la licitación.

Por qué otra hidroeléctrica

Desde el 2013 se habla de Charcani VII. La empresa Egasa decidió modernizar las centrales hidroeléctricas Charcani I, II y III que iniciaron operaciones en 1907, 1912 y 1938 respectivamente; pero al cumplir su vida útil requerían ser repotenciadas o, en su defecto, ser sustituidas por una nueva central. La segunda alternativa fue escogida por los directivos.

Abelardo Meza Gonzáles, jefe de la División de Obras de Egasa argumentó que “una modernización no era buena idea. La inversión iba a ser muy alta y la tasa de interés muy baja; en otras palabras, no era un buen negocio”. El presidente del directorio, David Espinoza Riega, y el gerente general, Luis Salas Palacios, respaldan el proyecto.

La empresa solo aguarda que el Ministerio de Economía y Finanzas apruebe el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para comenzar los trabajos. La licitación sería lanzada en julio de 2018 y tardaría dos años en construirse. Por lo pronto, el proyecto cuenta con el Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA) y la autorización para el uso de agua. Además, será Egasa la que financie todo el proyecto con US$ 54, 855, 365 (54 millones de dólares).

 

¿Cómo será el proyecto?

Si se mantiene el proyecto, Charcani VII estará localizado entre Cayma y Alto Selva Alegre, ocupando la cabecera del valle de Chilina y un área del parque ecológico Las Rocas de Chilina. Entre las obras mayores del proyecto está la construcción de un acueducto, un túnel subterráneo, una casa de máquinas, una estación de bombeo, una presa de regulación y una subestación.

Según Meza, construirán un acueducto que cruzará el río Chili llevando agua de Charcani VI. Luego, el caudal ingresará a un túnel subterráneo, de 5.3Km, hasta llegar a la casa de máquinas. Aseguró que esta infraestructura funcionará como una cámara de carga y estará ubicada en la margen izquierda del río; tendrá una altura de 15 m x 21 me de ancho. Para Egasa la cámara será pequeña y no alterará mucho el paisaje de la campiña.

También está la estación de bombeo donde se turbinará el agua y luego se devolverá al río. A partir de allí los agricultores podrán tomar el caudal. Será diseñada para bombear hasta 4m3/s, lo cual aseguraría el suministro permanente del recurso, tanto para la agricultura como para el consumo humano, explicó Meza. También construirán una presa de regulación en la cuenca con capacidad de embalse de 90 mil m3, que se llenará en la noche para ser vaciada en el día. Según creen los agricultores, esta presa enterrará las chacras y desaparecerá la cabecera del valle.

Por último se encuentra la subestación, ubicada dentro del parque ecológico Las Rocas de Chilina. La infraestructura será de 40 m x 30m, “más pequeña que el reservorio que tiene Sedapar en la zona”, afirma Meza. Su función será recibir las líneas de transmisión de Charcani VII, además de Charcani IV, V y VI dejando descongestionada la central de Chilina.

Este proyecto permitirá generar 21 megawatios (MW), tres veces más que la producción conjunta de Charcani I, II y III.

El presidente de la empresa destacó como principal beneficio el aumento de producción de energía para atender la demanda de la población que vive en el cono norte y sur de la ciudad. Asimismo, el proyecto dinamizará la economía regional con puestos de trabajo. También mencionó la posibilidad de construir una vía de tránsito ligero sobre la presa y unir Cayma con Alto Selva Alegre.

 

Patrimonio en riesgo

Para la directora de la ONG “Arequipa, ciudad sustentable”, Zoila Linares, el proyecto está orientado al beneficio de unos pocos y no alcanza a la región. Además, la afectación al medio ambiente repercutirá en el bienestar de todos, pues no habrá espacios verdes para esparcimiento. Otra desventaja sería perder el reconocimiento de Patrimonio Cultural de la Humanidad, ante la pérdida de su campiña. La arquitecta alzó su voz de protesta también por la depredación que pretenden realizar dentro del parque ecológico Las Rocas de Chilina.

Este exótico paraje, que representa el ecosistema desértico de Arequipa, está localizado en el flanco izquierdo del río Chili, sobre una terraza de rocas que sirve a la vez como mirador hacia el valle, en Alto Selva Alegre. Allí crece una variedad única de flora, más de 59 especies han sido registradas. Entre ellas, el cahuato –una especie de arbusto propio de la región – que cuidan Zoila Linares y la dirigente vecinal de Villa Confraternidad, Rosa Layme. “Nosotros tenemos derecho a disfrutar de este paisaje”, claman.

Cada fin de semana conduce por una carretera empedrada y polvorienta para llevar agua a los sembríos. De paso, aprovecha la oportunidad para maravillarse mirando de cerca el imponente volcán Misti y Chachani; observar desde lo alto el valle de Chilina, y quedarse mirando la fronda de cactus y arbustos que cubre el terreno.

Según Linares, la empresa ocuparía más que unos metros del parque. Allí está previsto construir la subestación de energía, pero también un depósito de materiales excedentes. El jefe de obras de Egasa reconoció que planean tener un botadero, pero aún no han determinado si se encontrará dentro de los límites del parque.  No obstante, de ser el caso, la empresa se comprometería a realizar el tratamiento de los desechos. De acuerdo al estudio presentado, el proyecto requiere de dos depósitos.

Aunque, ciertamente, el parque ecológico se encuentra aún en proyecto, como área de esparcimiento, existen normas que aprueban su preservación. Entre ellas, la de la Superintendencia Nacional de Bienes Estatales (SBN) que destinó 225 hectáreas (ha) para el parque; posteriormente, transfirió su cuidado a la Municipalidad de Alto Selva Alegre, pero la actual gestión permitió el poblamiento de viviendas muy cerca al lugar. Está también el Plan de Desarrollo Metropolitano que lo reconoce como área con valor de patrimonio natural.

De igual opinión son los dueños de terrenos en el valle de Chilina. Carlos Ortiz tiene una propiedad en la misma cabecera del valle, en la margen izquierda del río. Sobre sus terrenos se encuentra un bosque de eucaliptos de 3 hectáreas aproximadamente, que es visitado por turistas y deportistas. “La afectación es enorme, el proyecto es en el inicio del valle de Chilina. Quieren inundar casi cinco hectáreas para construir la presa”, mencionó.

Otro dueño que también sería perjudicado es Walter Barriga, quien posee un restaurant campestre dentro del valle de Chilina, lugar al que llegan entre 50 a 60 turistas por día. “El proyecto representa un atentado al medio ambiente y un perjuicio para la economía local. La central afectará cuatro hectáreas de mi propiedad”, señaló preocupado. Además mencionó que al valle llegan visitantes para realizar canotaje, escalamiento, caminatas, etc.

A ellos también se han sumado los agricultores de la cuenca Chili zona Regulada. Tal como manifestó el presidente, Juan Álvarez, el proyecto afecta más de 10 hectáreas de cultivo. Los productos que suelen sembrarse son hortalizas y legumbres. También se oponen al sistema de bombeo que plantea utilizar Egasa para entregar agua a los agricultores, porque modificaría propiedades de este recurso, según creen. Aunque admiten que su principal interés está en no perder el control de la toma de agua que tienen en Charcani II.

 

Relevancia del proyecto

Egasa tiene una capacidad efectiva de energía de 343.17MW. Toda esa producción se va al Sistema Interconectado Nacional. La central que más produce es Charcani V, que representa el 83% de toda la energía hidroeléctrica generada. Sin embargo, la central nunca pudo operar en toda su capacidad, por fallas en el diseño. El jefe de obras de Egasa ha señalado que la producción de Charcani V es de 160 MW, cuando su capacidad es de 320MW.

La explicación que ha dado es que la central no puede funcionar en su totalidad debido a que la cuenca del río es muy seca. Se requiere unos doce metros cúbicos de flujo constante, que el Chili no alcanzaba, desde que la central fue diseñada por Odebrecht.

Para los agricultores eso podría solucionarse construyendo una presa en la parte alta, fuera del valle, lo cual les permitiría generar más caudal. De esta manera podrían poner a funcionar el otro 50% de la central que está inoperativa y así obtener cinco veces más de energía, que la que producirían con Charcani VII.

Empero, los agricultores han amenazado con salir a las calles en caso la empresa persista con el proyecto dentro del valle. También han invocado a las autoridades que tomen interés en el tema. Por lo pronto, han obtenido que el Gobierno Regional de Arequipa se pronuncie a favor del parque y de la campiña. Pero esperan que más autoridades se sumen. En tanto, la empresa Egasa ha decidido emprender una campaña de información explicando el proyecto a los colegios profesionales y autoridades de Cayma y Alto Selva Alegre. Se avecinaría un nuevo conflicto social.