¿Qué va a pasar ahora con el Perú?

Columnas>Neurona Dignidad

Es la pregunta que nos hacemos todos, junto a una intensa sensación de incertidumbre e indignación ante la oleada de evidencias sobre corrupción y prácticas mafiosas en todo el aparato político de nuestro país.

Críticas a PPK hay cientos y su lamentable papel de traidor no será olvidado por todos los que votamos por él buscando liberar al país de la angurrienta y destructora acción fujimorista.

Ya no podemos retroceder el tiempo. No vale llorar sobre la leche derramada. PPK nos decepcionó a todo nivel y no hay forma de que se enmienden las terribles acciones en contra de la democracia, bajo una vergonzosa falta de muñeca e inadmisible cobardía por parte del presidente de lujo.

Tenemos que seguir hacia adelante, pero dejando de lado tanta ingenuidad e inacción.

De la misma forma como hemos desaprobado absolutamente la gestión de PPK es hora de poner mano fuerte contra la gestión del congreso de mayoría fujimorista que se ha ocupado, desde el primer día de gobierno de PPK, de obstaculizar ridículamente el avance del país.

Los congresistas y líderes fujimoristas podrán decir lo que quieran y por supuesto recurrir a su más grande estrategia comunicativa y disuasiva: mentir, engañar, enredar, falsear, fingir, falsificar, calumniar, inventar, tergiversar cualquier argumento, situación , coyuntura, foto, vídeo, audio, frase o gesto. Pero sabemos bien que a un fujimorista no se le puede creer ni el oxígeno que respira.

Nosotros, el pueblo, sabemos la verdad. Conocemos el daño que causó el fujimorismo desde su nacimiento en nuestro país y a lo largo de casi 28 años en la vida política peruana. No podemos confiar en ninguno de los movimientos de este partido del hampa cuyas relaciones con el narcotráfico se han dejado traslucir de diversas formas y desde siempre.

Comprendemos que este decadente escenario al que hemos llegado ha sido orquestado bajo la ambición de Keiko Fujimori para hacerse con el poder absoluto. Al momento, fujimoristas y apristas se muestran “seditas” con la participación del vice ministro Vizcarra como el nuevo presidente de transición del Perú. Pero nada nos garantiza que el guión de película B cambie otra vez en una vuelta de tuerca en la que Vizcarra sea censurado nuevamente. No olvidemos que fue interpelado por este mismo parlamento que hace menos de un año lo criticaba ferozmente y que hoy en opinión de  algunas veletas como el aprista Mauricio Mulder “son cosas que quedan en el pasado”  (sic).

Cada sector político está pidiendo que a la toma de poder por parte de Vizcarra éste ejecute acciones evidentemente beneficiosas a sus intereses. El fujimorismo, como es su costumbre, ha pedido por supuesto que se vayan todos los que tengan que ver con el gobierno de PPK. Sí pues, los inmaculados discípulos de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos no soportan competencia y se enronchan si es que alguien los aventaja en corrupción. Como siempre, sólo ellos son los dueños de la verdad (es decir de la mentira, la falsedad, la falsificación, la calumnia, el invento, la tergiversación) y al más puro estilo hipster se ofenden y se rasgan las vestiduras al mínimo ataque (es decir, verdad) contra ellos.

Nuestros políticos seguirán en el mismo nefasto camino hacia la destrucción de nuestros recursos  y el saqueo de nuestros presupuestos públicos. Y lo más peligroso: Keiko no parará hasta ser presidenta, sus tentáculos están por todos lados beneficiándose al interior y exterior de su partido. Nosotros los que sabemos la verdad y no nos hemos dejado cegar por el show de patéticas ilusiones montado por estos buitres, tenemos que salir a las calles y exigir que el obstruccionismo fujiaprista cese de una vez. Ese debe ser nuestro caballito de batalla. Empecemos a curar esta peste negra.