Tráfico ilegal de fauna salvaje pone varias especies en peligro

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La situación de los animales salvajes mantenidos en cautiverio o comerciados ilegalmente es crítica. Según reveló el administrador técnico de Serfor Arequipa, Luis González Dueñas, solo pueden reinsertar a su hábitat el 20% de la fauna que recuperan tras diversos operativos.

La problemática de los especímenes recuperados es diversa. El caso más preocupante es el de águilas usadas para fotografías con turistas, recuperadas en Caylloma. Las aves rapaces fueron capturadas cuando eran polluelos y no saben cazar, defenderse, ni volar. Por tanto, no pueden sobrevivir en libertad.

Al quedar descartada su reinserción, las águilas solo pueden entregarse a zoológicos y albergues. La problemática se repite en otras especies extraídas a los pocos meses de su nacimiento. Sin capacidad de supervivencia, solo pueden ser mantenidas en cautiverio y bajo cuidados especializados.

Otros animales en problemas son los monos domesticados. La dificultad para su reinserción pasa por temas de salubridad. Los animales contraen enfermedades en las ciudades y su liberación puede desencadenar epidemias, entre colonias silvestres. Además, por su elevado número, resulta complicado encontrar un albergue para ellos.

AREQUIPA: SEGUNDO MERCADO DE COMERCIO ILEGAL DE FAUNA

La venta de animales crece progresivamente en la región. González Dueñas consideró que Arequipa está en segundo lugar, a nivel nacional, en cuanto a venta de fauna salvaje. Esta actividad ilegal es la tercera que mueve más dinero en el país.

Entre los animales recuperados en Arequipa hay lagartijas, águilas, loros, guacamayos, monos y picuros. Los puntos de venta identificados son el Avelino, Palomar, San Camilo y Altiplano. Además, el comercio vía internet es muy activo.

El especialista instó a la población a no adquirir especímenes silvestres. Recalcó que la extracción de fauna afecta el equilibrio medio ambiental. Puso como ejemplo la masiva demanda de lagartijas, que emplean para hacer emplastes y remedios. Su desaparición provoca el incremento de la presencia de insectos que, en condiciones naturales, son comidos por estos reptiles.

Hasta la fecha, Serfor Arequipa lleva alrededor de 20 procesos administrativos contra personas que comercian fauna silvestre. Asimismo, existen 3 casos judicializados en poder de la Fiscalía de Medioambiente.