Para saber lo que sucede en Lima, solo tenemos que encender el televisor en cualquier canal de señal abierta en la hora de noticieros. Así, cada mañana tenemos mucha más información de la que necesitamos sobre el tráfico, los precios o el clima en la capital y mucho menos de la necesaria respecto a nuestra propia localidad. Centralismo salvaje, nivel Perú.
Uno de los puntos más dramáticos ha sido la trasmisión de los debates electorales recientes, pues para el país entero ha sido mucho más sencillo conocer a los candidatos que postulan al sillón municipal de Lima que a los aspirantes municipales de su distrito.

Responsabilizar a los medios de comunicación es el primer impulso, pero no es todo el problema. Los medios responden a mercados y si se concentran en Lima es porque es más rentable en términos costo-beneficio. Al mismo tiempo, los mercados de provincia tienen baja demanda de información local, según los estudios existentes. De modo que, no hay mecanismos de mercado que favorezcan una información descentralizada. Ante esa situación y tratándose de un proceso electoral, es el Estado el que está obligado a cubrir ese vacío. Lamentablemente, no ha sido así y los ciudadanos que no viven en Lima han tenido un acceso muy restringido a la información necesaria para tomar una decisión responsable en las urnas. Recordemos que un 46% de la población no tiene acceso a internet, según la última encuesta del INEI.
El colofón será que, pese al privilegio informativo, Lima dejará ir a los buenos candidatos.