Heiner Valdivia, las revelaciones del poeta

Cultural

Podemos decir de Heiner Valdivia que es un escritor prolífico. Un poeta en constante mitosis. El mago capaz de reinventar el viejo truco del poema. Seis proyectos de poesía publicados en los últimos dos años. Y el gesto de esparring que proyecta su sombra frente al traje de niño que brilla en sus ojos cuando sonríe.  Heiner Valdivia. Arequipa, 1978. Cuarenta años probablemente bien vividos. A su manera. Como debe ser. Once publicaciones desde 2004 en que decidió iniciarse —institucionalmente— en el oficio loquísimo de la literatura, ese acto irracional de publicar de frente para ser criticado de espaldas.


 El poeta Heiner Valdivia frente a su biblioteca. (Foto de Gabriela Zamata)

“Estudié Periodismo y Literatura y si mal no recuerdo empecé con este oficio de escribir desde los 14 o los 15 años” recuerda. Es Heiner frente a la primera pregunta que lo sorprende, un lunes cualquiera de octubre del 2018.

Su primer libro apareció en Arequipa en 2004 y llevó por título “Vesperia”. Después vino el silencio. Un silencio de nueve años hasta la llegada del notable poemario “El denario habitual”, en 2013. Lo que siguió a este libro fue acto de prestidigitador: Valdivia se dedicó a sacar de su sombrero de copa varios artefactos poéticos que fracturan los conceptos tradicionales de publicación.

 “Nunca dejé de escribir, sólo sentía que tenía que pasar por un proceso de crecimiento. Me alejé de la escritura pública temporalmente, pero eso sí, en esos años mi vida se avocó mucho más al cine, que es otra de mis grandes pasiones. Durante ese tiempo vi casi de todo y estuve, también, involucrado en la búsqueda de muchas lecturas y aprendizajes.”

La obra de Heiner es de las más interesantes que se registran en la Arequipa del nuevo milenio. Sus artefactos, surgidos luego de su largo silencio, pueden tomar formas no convencionales como cartas, juegos, fichas o test psicológicos. Estos objetos se instalan dócilmente dentro de la tradición de poesía de vanguardia peruana, esperando el momento de la detonación.

Voluptas Mystica

En principio, Heiner se mantuvo un poco más cauteloso, alejado de la prestidigitación. Estuvo más preocupado por la luna y su relación con el sol. Los asuntos del amor en el mercado de la carne. Y la iluminación. De todo esto brotó un libro: “Voluptas Mystica”, publicado en julio de este año por Editorial Cascahuesos.

Comencemos por el título del libro. Voluptas Mystica puede traducirse literalmente como Placer místico y presenta, desde el inicio, el ánimo de los poemas que lo conforman.

Quería un título que, en un mismo plano, una el eje vertical de la dualidad del sol y la luna con la idea sobre el erotismo. Lo profano y la búsqueda de la iluminación y lo sagrado a través de los sensorial y la experiencia intensa e inmediata del amor.

En este libro tocas un tema que no habías tocado antes. Los juegos del erotismo y del deseo están planteados desde una voz muy romántica. ¿Cuál fue el punto de partida de este proyecto?

El punto inicial fueron diversas lecturas sobre el erotismo (Mircea Eliade, Georges Bataille, Marqués de Sade, entre otros), pero también a todo el surrealismo que toca mucho la idea de este amor surrealista. Loco como lo llamaba André Bretón, en la textura de evocarlo mediante los sueños, la ensoñación y el ideal supremo de buscar lo inconquistable o inaccesible para nosotros.

El libro se divide en dos partes clarísimas estructuradas a partir de pinturas de Paul Delvaux y Max Ernst. ¿Por qué escogiste a estos dos pintores? ¿Cómo intervienen dentro del poemario?

Hace dos años escribí algunos poemas sobre la luna, aunque en ese proyecto no estaba la idea de la pintura y el sol. Posteriormente los trabajé e inserté una serie de cuadros porque quería generar más ideas estéticas al poema y viceversa. Pudieron ser muchos otros pintores o cuadros, pero elegí a éstos por su plasticidad y su referencia a lo temporal —la edad cronológica de los cuadros de Delvaux es más corta y la de Max Ernst más extemporánea— para reflejar que la luna es el astro que nos da el tiempo percibido por los ancestros, por su traslación alrededor de la tierra, y el Sol era visto como algo más perentorio y extensivo, en el concepto de que lo percibido visual es algo sensorial pero que también es referenciado por el poema bajo la línea de un pensamiento o una meditación profunda ante la vida.

Detalle de Voluptas Mystica, último poemario de HeinerValdivia. (Foto de Gabriela Zamata)

Las pinturas te permiten elaborar una dicotomía inspiración/revelación representada visualmente por la dicotomía luna/sol. Evidentemente existe la reflexión de lo místico sobre lo terrenal en el plano de la escritura. ¿Es posible hablar de la inspiración como una revelación frente a un proceso de investigación y entrenamiento?

O del sueño al éxtasis, uso la simbología de la mónada inicial manifestada, del hermetismo esotérico y muchas otras vertientes del misticismo para elevar el poema a algo trascendido de sí mismo, pero ahora esta revelación es una especie de visión remota alcanzado mediante el goce terrenal sobre lo palpado, algo muy chamánico que luego devino en técnicas arcaicas del éxtasis como lo hablaba Mircea Eliade en su libro, y no hay que ir muy lejos. El término inspiración evoca más a sentirse invadido por un espíritu o algo que te habla y da los lineamientos de lo que tienes que hacer para llegar a la obra total pero que tú tienes la llave a estos secretos, una técnica cuasi espiritual.

¿En qué lecturas o referentes te apoyaste mientras construías Voluptas Mystica?

Leía a los grandes poetas del amor surrealista: Paul Éluard, René Char, André Breton, a los místicos como San Juan de la Cruz, William Blake, John Donne, Henri Michaux y repasé muchas otras lecturas varías sobre esoterismo y ocultismo.

Recordando los proyectos anteriores a este libro se comprueba que mantienes un especial interés por proyectos que escapan del formato convencional de libro. Objetos conceptuales que usas como contenedor de la palabra, del poema. Artefactos poéticos los llaman. ¿Te parece adecuada esa denominación o prefieres llamarlos de otro modo?

Estos objetos pueden tener distintas denominaciones como objetos poéticos o artefactos, pero en el fondo se trata de poesía y arte. Yo llamaría a esto, más bien, arte poemático, ya como una cualidad no sólo de sentir el arte y reflexionar desde la lectura sino más bien de contemplarla y dialogarla, porque el mensaje aún es implícito en ella. Nunca me interesó esta suerte del ideal poético o de la búsqueda estética, más bien estuve interesado en la idea planteada desde la metafísica y mi relación es de mera devoción y entrega.

No dejo de ver esta práctica como una herencia de las vanguardias artísticas del siglo XX. Siento tu trabajo emparentado con el arte conceptual. ¿Estos proyectos tuyos pueden ser considerados arte? ¿Cómo podrías explicarnos la relación entre arte y poesía desde tu trabajo?

Claro que sí, desde que Marcel Duchamp dio a conocer su obra “La fuente” y Andy Warhol sus “Brillo Box” ya todo se puede convertir en arte; simplemente es dar una mirada. Aunque la idea no es quizás la obra en sí, sino su mediación, su actitud frente al entorno y el objeto, de ahí sentimos más relevante el concepto de mensaje o estructura lingüística que impera sobre la obra. La relación entre arte y poesía es sentirse conmovido, arrebatado, trasgredido de lo corporal, acceder a otro plano, muchos lo llaman belleza, sublimidad, éxtasis, porque acceden a ese pequeño instante de goce, aunque sea por un breve instante.

Ordenados sobre una mesa todos los proyectos de poesía publicados por Valdivia desde 2004. (Foto de Gabriela Zamata)

Has estado publicando a un ritmo ascendente. Es notable este momento prolífico en el que te encuentras. ¿De dónde obtienes esta vitalidad?

Del mismo acto de crear, no sólo poesía, sino también cosas relacionadas con el arte como mis artefactos poéticos y poesía visual, ya sea conceptual, minimalista, fluxus, en fin, todas estas vertientes o trasgresiones del arte posmoderno; y para este año que se viene tengo dos proyectos de poéticas para llevarlas a la galería de arte.

Durante muchos años has escrito sobre cine y en tus proyectos se siente una carga visual intensa. ¿Cuánto tomas del cine para la escritura?

Casi en todos los poemarios que he realizado, he sentido una especie de escena final que he visualizado antes de que el texto esté escrito. He visto su formato, sus dimensiones, el tono del poemario y hasta el diseño de las tapas. La relación entre el cine y mi trabajo es mutua y profunda. También vengo trabajando cosas con el cine mismo, el cine serie B y otras temáticas afines.

Además, has estado involucrado activamente en la cultura del esoterismo. ¿Tu acercamiento al Tarot fue genuino o fue solamente parte de tu investigación para tus proyectos? ¿Cuánto influyó este proceso en tu escritura?

Tanto el Tarot como el ocultismo y el esoterismo confluyeron casi inicialmente al mismo tiempo que la escritura y ahora es una parte fundamental de mi vida, pero más que una intención adivinatoria el Tarot también me ha dado otro tipo de acercamiento al arte, como jugar con una infinidad de posibilidades a la hora de crear e innovar, como una especie de diálogo secreto con la obra, no desde el punto de vista del creador, sino como una entidad viva, orgánica que crece como tú o como yo para luego dejarte.

SOBRE EL POETA:

Heiner Valdivia, Arequipa, 1978

1 libro: La vida, instrucciones de uso – Georges Perec.

1 película: El fantasma de la libertad – Luis Buñuel.

1 disco: The dark side of the moon – Pink Floyd.