Richard Hitler Ale Cruz ha sido elegido cuatro veces para ocupar una alcaldía: primero estuvo en el distrito de Dean Valdivia, luego pasó al municipio provincial de Islay y, ahora, regresará al distrital. Es conocido por haber estado a la cabeza de las diversas protestas que se han producido en el valle de Tambo en contra de la instalación del proyecto minero Tía María de la empresa Southern. Pero, lo que nos dice más de él es su reciente obra municipal: Un parque de dinosaurios mecatrónicos, que han costado 3 millones de soles y que adornarán una provincia que sufre de una grave escasez de recursos básicos.

Y no es que el pueblo de Islay no merezca un servicio así, sino que la decisión del alcalde se presta a suspicacias. En primer lugar, por el orden de prioridades; luego, por el costo de la inversión; y por último, debido al momento en que se produce este gasto: Ale culminará su “gran” obra, precisamente, cuando está de salida, además, cuando no hay ningún sistema de control que fiscalice la necesidad y viabilidad de la obra, pues desde que el SNIP fue desactivado ningún otro sistema ha sido implementado.
La Contraloría ha anunciado que investigará el caso; pero, cualquiera que sea el resultado, va a tardar y eso dejará a Ale en libertad de seguir gobernando con el mismo tipo de prioridades. A menos, claro, que el aguerrido pueblo tambeño lo ponga en vereda.