Todo comenzó con el indulto otorgado por Pedro Pablo Kuczynski al expresidente Alberto Fujimori, en la nochebuena del 2017. Muchos ciudadanos perdieron su Navidad por esa causa, pues salieron a protestar. Desde entonces, PPK ya había signado su destino, pese a evitar con ello el primer intento de vacancia. Luego, los “mamaniaudios” lo obligaron a renunciar e iniciamos, en este año, la era Vizcarra.
Cuando el Congreso y su mayoría “keikista” creía dominar la escena, a pesar de estar vinculados con los escandalosos CNMaudios, apareció Martín Vizcarra, en su mensaje a la Nación, con un nuevo discurso: desafió a la mayoría congresal y anunció una reforma política y del sistema de justicia que se hacía impostergable. En ese “tira y jale” se encontraban cuando
ocurrió lo inesperado.
PRISIÓN PARA KEIKO
Sorpresivamente, el fiscal José Domingo Pérez solicitó una prisión provisional de 10 días para la lideresa de Fuerza Popular, hasta entonces, la mujer más poderosa del país. El juez Concepción Carhuancho, no solo se la concedió, sino que semanas después, a pesar de haber sido liberada por una instancia superior, ordenó una prisión de 36 meses para ella, por el caso cócteles de Fuerza Popular. La imputación: lavado de activos.
En uno de los juicios más mediáticos de la historia, la actitud altanera de la heredera política de Alberto Fujimori, fue cediendo, hasta terminar convertida en una mueca cuando su prisión fue ordenada. El país seguía la lectura de la sentencia, casi sin aliento, durante horas enteras. El hecho marcó un hito en la historia política y judicial…
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