La arquitectura arequipeña del siglo XX

Destacados

Por: Luis Calatayud Rosado (*)

Probablemente en la memoria colectiva de los arequipeños estén presentes destacados edificios arquitectónicos de la ciudad que, comúnmente, llamamos históricos. Por ejemplo la Catedral de Arequipa, joya máxima del neoclásico peruano y sudamericano. O alguna que otra casona colonial o republicana, como la Casa Tristán del Pozo o la Casa del Moral. También reconocemos valores artísticos de las iglesias barroco mestizas, sobre todo en el trabajo de las hermosas portadas talladas de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX.

Las Galerías Gamesa son un ejemplo destacable de la modernidad arequipeña. En ella se han utilizado conceptos de arquitectura moderna internacional pero con adaptaciones locales como la presencia de patios y uso del sillar.

Sin embargo, el patrimonio urbano arquitectónico reciente del siglo XX es todavía un completo desconocido para la mayoría de los habitantes de esta ciudad. No ha sido reconocido y que el peligro de desaparecer, sin ni siquiera tener un grado de protección patrimonial y el reconocimiento de aquellos que lo habitan.

¿Qué es el patrimonio moderno?

Al patrimonio del siglo XX se le conoce también como el patrimonio de la modernidad, debido al estilo que aparece hacia la década de los años treinta en el mundo, influenciado por los nuevos valores arquitectónicos de Europa y Norteamérica al que se le conoce también como modernismo. Este proceso cultural de cambio es liderado por el pensamiento de arquitectos destacados como Le Corbusier o Mies Van Der Rohe, e influirá de manera decisiva en la creación y configuración de los nuevos barrios de Arequipa, en el siglo pasado. Hacia la primera mitad del siglo XX, Arequipa tuvo dos planes urbanos que definirían el desarrollo de la nueva ciudad: el Plan regulador de 1917 que se revisará y ampliará con el Plan urbano de 1940, desarrollado por Manuel y Alberto de Rivero. Ambos planes definieron el crecimiento de los barrios tradicionales que se encuentran rodeando el actual casco fundacional del Centro Histórico, con una visión moderna de ciudad.

Dos claros ejemplos de este nuevo despertar a la modernidad son el Barrio de Vallecito, con una traza urbana radial que nace del primer óvalo vehicular de la ciudad, denominado Juan Manuel Polar. Su concepción genera un barrio con chalets y retiros arborizados en las veredas que, a su vez, dan un carácter completamente nuevo a la ciudad. El otro destacado ejemplo es el surgimiento del Barrio Parque Selva Alegre que sigue los lineamientos del planeamiento urbano inglés y que organizó un parque central urbano a partir del cual se organizan hermosos chalets que hoy todavía se encuentran conservados en buena medida. Hacia el centro de este desarrollo urbano está el Hotel de Turistas, un edificio de estilo neocolonial peruano, realizado por los arquitectos Emilio Harth Terre y José Álvarez Calderón, que corona uno de los mejores desarrollos de habilitación urbana y desarrollo arquitectónico de la ciudad hasta el día de hoy.

Edificio El Virrey, en la Calle San José. Ejemplo de vivienda colectiva moderna que alberga una primera crujía hacia la calle, de uso institucional.

No serán los únicos ejemplos. Hay otros como el Barrio del Cuarto Centenario, cuyo nombre fue puesto en conmemoración de los cuatrocientos años de fundación española y que incorpora al Stadium Melgar como parte de su configuración urbana. O, también, la ampliación de la Avenida Goyeneche y el Barrio Obrero Nro.1, por citar algunos ejemplos.

Porque reconocer el patrimonio del siglo XX

Los valores que se pueden apreciar en este periodo de la historia arquitectónica son varios. Entre ellos, que casi todo lo que vemos de desarrollo urbano y arquitectónico de la ciudad aparece, se desarrolla y transforma en esta época. El terremoto de 1868 destruyó la ciudad de manera amplia e importante. Por eso, aunque se hable mucho de arquitectura colonial en Arequipa, en realidad tenemos muy poco de este periodo, pues las edificaciones se transforman, reconstruyen o se desarrollan nuevas, posteriormente a este cataclismo. Lo que tenemos es mucho de edificaciones del siglo XX, otro tanto de la época republicana del siglo XIX, posterior a la década de 1870, y un pequeño porcentaje de arquitectura colonial. Por este hecho tenemos que valorar, aprender a estudiar y reconocer los valores de la ciudad moderna. A fin de cuentas, es en muchos espacios de esta época donde aparecen los valores conocidos como “de entorno”, que le dan las características de belleza y estética urbana a nuestra ciudad.

Por otro lado, Arequipa tiene un destacado número de representantes de la modernidad. Uno de ellos es el caso del reconocido arquitecto Adolfo Córdova, único representante vivo de la agrupación Espacio, grupo académico líder de la arquitectura del siglo XX que, en los años cincuenta, realizó el manifiesto que consolida la aparición y desarrollo de la modernidad en el Perú. De autoría del arquitecto Córdova son el edificio central del Club Internacional de Arequipa y los edificios de vivienda colectiva de Nicolás de Piérola, en su primera etapa. Otro represente local de la modernidad urbana peruana fue Luis Dorich, destacado urbanista que trajo al Perú los lineamientos del nuevo urbanismo del siglo XX. Él mantuvo relaciones profesionales con destacados urbanistas del movimiento moderno como Norbert Wiener o José Luis Sert, quienes influenciaron a nivel mundial para la creación de ciudades y barrios de pensamiento moderno.

Luis Dorich trabajó al lado de Fernando Belaunde Terry, quien antes de ser presidente del Perú, creó la más importante revista de arquitectura llamada ¨El Arquitecto Peruano¨. Es precisamente en esta revista donde aparecerán destacados edificios diseñados y construidos en Arequipa. Y bajo algunos artículos de Dorich, influenciará en el pensamiento de las nuevas ciudades peruanas del siglo XX. También hay que reconocer el trabajo creativo de arquitectos arequipeños, entre las décadas de 1940 a 1980. En primer lugar nombrar a Gonzalo Olivares Rey de Castro, el representante más importante de la modernidad arequipeña, no solo por el número de proyectos desarrollados, sino por la calidad arquitectónica de su obra. Su aporte es fundamental sobre todo a partir de la década de 1960 y posteriormente a los terremotos de 1958 y 1960. Estos fenómenos naturales serían un punto de quiebre decisivo en el desarrollo de la nueva arquitectura arequipeña. De Olivares tenemos proyectos como las Galerías Gamesa que, después de 50 años, siguen funcionando como galerías comerciales. Un hecho histórico, rarísimo en el territorio nacional, que sumado a la calidad de los valores arquitectónicos modernos que tiene y a la incorporación de valores locales, como la adaptación de los patios arequipeños o la utilización del sillar en la obra, hacen de este edificio uno de los mejores de la modernidad arequipeña. Otros representantes destacados locales son: Roberto Yriberry, Gonzalo Guillén, Pedro López de Romaña, Rene Uria, Luis Felipe Calle, Alberto Aransaenz, Carlos Maldonado, Adolfo Miranda y otros tantos que han ayudado a construir la arquitectura arequipeña del siglo XX.

Colegio Militar Francisco Bolognesi. La tipología original de los edificios está muy bien conservada. Se mantienen las rampas y las circulaciones externas articuladas por galerías externas. El proyecto apareció en la revista El Arquitecto Peruano, en la década de los 60.

Finalmente se suman a este grupo otros arquitectos nacionales de reconocida trayectoria como: Enrique Seoane, quien diseñó la Iglesia del Pilar; Héctor Velarde, con los edificios del nuevo campus de la Universidad Nacional de San Agustín; el ya nombrado Emilio Harth Terre, con el Teatro Municipal y el Estadio Melgar; Jorge Páez Espinoza, autor del Edificio y Hotel para la Beneficencia Pública de Arequipa, conocido como Hotel Presidente, entre otros, que deben ser motivo de investigaciones particulares.

La arquitectura destacada de este periodo

Para entender qué ejemplos importantes y de valor tenemos del siglo XX, hay que decir previamente que no solo la arquitectura del estilo moderno o modernismo debe ser considerada para una valoración. Durante el siglo XX la modernidad tiene diferentes estilos y matices que debemos reconocer. Desde, por ejemplo, las primeras viviendas de estilo Art Deco, muchas de ellas todavía existentes en barrios como Vallecito, Miraflores o los alrededores a la Estación del Ferrocarril. Además está el estilo neocolonial, o el californiano, de influencia del oeste de los Estados Unidos; e incluso algunos ejemplos de arquitectura de los años 90, que pertenecen a un periodo de transición con la postmodernidad que irrumpirá en esta década, producto de las primeras generaciones de arquitectos que estudiaron en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de San Agustín.

Dicho esto sería bueno ordenar, por tipologías arquitectónicas, los edificios destacables que tenemos en la ciudad. En la categoría de arquitectura religiosa están la Iglesia de las Esclavas y la Iglesia de Los Capuchinos en Umacollo, la Casa de Retiros de Manresa, o el Seminario de San Jerónimo. De arquitectura hospitalaria tenemos al Hospital del Empleado del Seguro Social y El Hospital General. De arquitectura educativa, el Pabellón Nicholson de la UNSA, algunos edificios primigenios de la Universidad Católica de Santa María y el Colegio Militar Francisco Bolognesi. De espacios públicos, la Alameda Bolognesi y el Parque de Selva Alegre. De arquitectura comercial, las Galerías Gamesa, las Galerías Heresi. De arquitectura industrial, el planeamiento urbano del parque Industrial, incluyendo algunos edificios administrativos de algunas fábricas, como la sede de Anís Najar, Layconsa, Ediciones Cuzzi, entre otros. De arquitectura aeroportuaria, el Aeropuerto Rodríguez Ballón. En vivienda colectiva, el edificio El Virrey, el conjunto habitacional Nicolás de Piérola. De arquitectura institucional, el edificio del Correo Central y la Municipalidad Provincial de Arequipa en la Plaza de Armas.

El edificio del Hotel Presidente es uno de los ejemplos menos conocidos y estudiados del periodo moderno de la arquitectura. Fue resultado de un concurso arquitectónico ganado por el arquitecto Jorge Páez, fundador de uno de los más destacados estudios de arquitectura del país.

Estos son solo algunos ejemplos destacados sin nombrar la cantidad importante de viviendas unifamiliares desarrolladas por los autores mencionados previamente.

Hay que hacer un llamado de atención en el sentido de la desaparición de algunos edificios destacables de este periodo, como por ejemplo, buena parte de los edificios institucionales de la Universidad Católica de Santa María, la Gran Unidad Mariano Melgar, el Colegio de la Independencia Americana, las casas unifamiliares del arquitecto Gonzalo Guillén, el edificio del Banco de Lima, el Hospital Moisés Heresi, el edificio Braillard; y otros tantos que han sufrido lamentables modificaciones por edificios que atentan contra los valores de la buena arquitectura y los entornos urbanos.

El futuro del Patrimonio Moderno

Como hemos visto, existe un patrimonio moderno muy importante en Arequipa que no puede ser olvidado y que está condenado a desaparecer, sino sabemos preservarlo, valorarlo y darle el sitial que le corresponde. No solo es valioso para entender nuestra historia urbana, sino porque representa el legado más cercano que tenemos de nuestro pasado reciente. De su estudio y comprensión depende la buena o mala arquitectura que se hará en el futuro. De su mantenimiento o desaparición, depende también el orden urbano de la ciudad, el deterioro de la calidad urbana, el correcto desarrollo urbanístico de Arequipa y la buena calidad de vida en los barrios de la ciudad.

Sin embargo, hay que decir que este patrimonio no tiene una protección oficial por parte del Ministerio de Cultura. No existen declaraciones de valor al respecto y los estudios académicos, históricos y urbanos son escasos. En el mundo, casi todos los países han reconocido el valor patrimonial de este momento histórico. Por poner un ejemplo, está el caso de México que, teniendo importante patrimonio colonial, también ha sabido reconocer la arquitectura del siglo XX, preservando por ejemplo la obra del arquitecto Luis Barragán o ejemplos arquitectónicos como el edificio central de la Universidad Autónoma de México. UNESCO tiene a DOCOMOMO como estamento de preservación a nivel mundial de este periodo de la arquitectura y, aunque en el Perú el DOCOMOMO cuenta con un capítulo nacional, son contados con los dedos de una mano los edificios de nuestra ciudad que han sido puestos en una lista tentativa de valor, por simple desconocimiento de su existencia.

Vista diagonal de la Iglesia de los Capuchinos, en Umacollo. Muestra de arquitectura regional de estilo moderno

Otro peligro que tienen estos edificios es la presión inmobiliaria que tienen los barrios donde se ubican, son espacios de suelo caros y en zonas urbanizadas consolidadas y cercanas a la zona central de la ciudad, lo que los convierte en terrenos codiciados por los inversionistas inmobiliarios. Esto no sería un problema si es que existiera una normativa estricta y clara sobre la preservación de los barrios modernos de Arequipa, que en la práctica están siendo depredados rápidamente por arquitectura actual de pobre calidad, desvinculada de su entorno urbano. Además, rompiendo con la escala de barrio y los parámetros urbanos pertinentes. En pocas palabras, estamos destruyendo los barrios más hermosos que tiene la ciudad. En otros países se preservan porque son los espacios de identidad de los ciudadanos que todavía los habitan y los que ayudan a integrar el urbanismo de una ciudad de forma armónica.

Finalmente hay que decir que lo que coloquialmente consideramos como “antiguo”, no es un parámetro para medir lo que es patrimonial. Lo patrimonial es aquello que nos pertenece a todos como aspecto identitario de una colectividad, independientemente de su antigüedad. Nuestra modernidad arequipeña está viva y corresponde a todos los que habitamos en esta ciudad preservarla viva y activa, para mantener nuestra forma de vida y para demostrar al país y al mundo que Arequipa es, en buena medida, la segunda ciudad del Perú, por todo lo desarrollado en el siglo XX. Este es un patrimonio que debemos legarlo a futuras generaciones, tal como apreciamos y legamos nuestro patrimonio colonial o republicano.

(*) Arquitecto de la Universidad Católica de Santa María Investigador Docente Maestría en Conservación de Patrimonio Edificado UNI Lima Maestría en Diseño Arquitectónico Avanzado UBA Argentina