Llegó a Arequipa para trabajar con jóvenes teatristas ¿cuál era el objetivo?
El taller es un proyecto que ha manejado Artescénica, sobre todo Andrés Luque Ruiz de Somocurcio. Era una posibilidad de intercambiar experiencias con la gente de teatro de Arequipa. Nunca se podía dar porque yo no me podía mover de Lima por razones de trabajo. Este año se ha dado una coyuntura muy particular y pude venir dos semanas. Durante dos semanas he trabajado con dos directoras, dos directores y doce actores. Lo que hemos hecho ha sido montar una obra pequeña por cada grupo. Yo he trabajado con ellos, compartiendo mi experiencia pero también observando su manera de trabajar y ayudándolos.
¿Fue una experiencia distinta trabajar en Arequipa a comparación de Lima?
Uno a veces tiene el cliché en la cabeza que es distinto. Mentira. No es chauvinismo ni halagar por halagar. El nivel de la gente con la que he trabajado es muy alto y ha sido una experiencia muy interesante. Hemos dado dos funciones de algo que se hizo en dos semanas y tenía un nivel bastante alto. Ha sido muy revelador. Creo que uno de los grandes problemas, no solo del teatro, sino en general de este país, es este centralismo absurdo que hace que no veamos más allá. Que tengamos inclusive una visión sesgada del resto del país que no es para nada cierta. Yo no la tenía porque he venido antes aquí.
Pero me ha satisfecho ver que hay muchísimas cosas muy buenas y un nivel muy alto de trabajo…
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