Venezuela sitiada

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VHasta hace unos 200 años, cuando una compañía de corsariosuna banda de piratas o un ejército enemigo quería apoderarse de una ciudad o de un puerto los sitiaban, y nada ni nadie entraba ni salía de ellos. La lógica era rendirlos por hambre, pasar a cuchillo a los supervivientes o venderlos como esclavos y pillar lo que encontraran. Casos hubo de resistencia heroica en que pudo más el honor que la necesidad y la desesperación. El más relevante fue la resistencia judía en la meseta de Masada, que parecía inexpugnable y cayó finalmente en abril del 73 luego de años de asedio romano. Sus últimos defensores optaron por suicidarse.

Ahora es menos frecuente sitiar de esa manera. Se prefiere el asedio económico que puede conducir al mismo resultado. 

Supongamos que alguien tuviera un depósito en un banco y quisiera retirar una parte o todo, y que el banco le dijera que no puede hacerlo porque un ministro se lo prohibió; supongamos además que esa persona le vendió algo a otra y, al ir a cobrar, el comprador se negara a pagarle porque ese ministro, otro o un comisario de policía dispusieron que no lo hiciera. 

En el ámbito internacional, si alguien puso su dinero en un banco de alguna ciudad, este no puede retenerlo; o si una empresa exportó o vendió sus mercancías a otra empresa o a un Estado, estos no podrían dejar de pagar el precio. Los estados, por sí o sus órganos de gobierno, carecen de facultades para ordenar que los bancos se abstengan de entregar las sumas depositadas o que las empresas compradoras no paguen el precio pactado. Tampoco podrían disponer que las sumas adeudadas fueran entregadas a otra persona.

Sólo los jueces podrían retener los recursos de alguien a petición de algún acreedor en casos probados de incumplimiento de obligaciones y notificando a las partes.

El gobierno de Venezuela no ha agraviado al pueblo, al Estado o al gobierno de Estados Unidos. No auspicia, prepara o financia terroristas. El sistema económico venezolano es capitalista con algunas empresas estatales, de las cuales la más importante es la del petróleo.

Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos se ha aventurado sin derecho a dictar una orden de no pago de las sumas que las empresas estadounidenses que compraron petróleo a la empresa petrolera venezolana le deben a esta. Todos los días llegaban 500,000 barriles de petróleo venezolano a las refinerías del Golfo. Un banco londinense ha retenido los depósitos del Estado venezolano. Es la manera como la administración Trump entiende presionar al presidente Nicolás Maduro para que deje el poder y se lo entregue al pupilo que sus agentes han preparado en un apresurado briefing. La administración Trump cuenta con un coro latinoamericano y europeo que, con las partituras en la mano, interviene cuando la batuta las señala.

¿Por qué el gobierno de Estados Unidos ha sitiado al gobierno y al pueblo de Venezuela? 

En apariencia para la administración de Trump es esta la manera de desviar la atención de su frente interno, con el gobierno “cerrado” como réplica a la negativa de la mayoría demócrata en la cámara de representantes a acordarle los 7,500 millones de dólares para acabar el muro en la frontera con México.

La causa real, que estaría uniendo a los capitalistas más poderosos, republicanos y demócratas, es otra: quieren los yacimientos petrolíferos de Venezuela y sus reservas que están entre los más grandes del mundo, al otro lado del mar Caribe y (así lo creen) sin los avatares y el enorme costo de sus aventuras bélicas en el Medio Oriente.

Por lo tanto, no es el amor al chancho (Guaidó), sino a los chicharrones (el petróleo). 

La mayoría en la Asamblea legislativa venezolana, conformada por adecos y copeyanos, se descalificó al abandonar su función de legislar para dedicarse a tentar la expulsión del presidente de la República. Nada le interesó la suerte de la población y podría haber hecho bastante. Y ahora, tras designar al hombre de paja seleccionado por los consejeros de Trump, aplaude el asedio como la siguiente parte del libreto. 

La firmeza del gobierno de Venezuela y de su partido y sus simpatizantes, su respeto a la legalidad interna e internacional, los principios de la autodeterminación de los pueblos y no injerencia de los estados en los asuntos internos de otro y la comprensión y solidaridad de otros estados y pueblos son sus defensas contra el asedio.

Una adenda de esta historia es la posición de los múltiples grupos de la llamada izquierda peruana. Deberán elegir entre apoyar la autodeterminación del pueblo y del Estado venezolanos o pronunciarse a favor del asedio o callar y evaporarse de la política.