¡Apucllay! La fiesta de las licencias y los encuentros

La Revista

Entre los siglos XI y XII, en las acogedoras tierras de Venecia, surge una festividad que embadurna con bailes,  música, comida, licor y descontrol los tres días previos al ayuno y recogimiento de 40 días, que manda la  cuaresma. Esta colorida costumbre se difunde rápidamente por los pueblos vecinos, hasta llegar a España, la  gran conquistadora.

En el siglo XVI cruza el océano y llega al Perú. Un año después de la fundación de la Villa Hermosa de Arequipa, el primer carnaval se jugó en febrero o marzo de 1541, hace 410 años. En la sierra existía el “Hatun  Puquy”, festividad incaica de febrero que daba gracias a la tierra con danzas y juegos de regocijo. Estas  festividades andinas se fusionaron con las del calendario gregoriano, dando como resultado la criollísima fiesta  de la abundancia que vemos hoy.

“APUCLLAY”: A JUGAR
Antes, el carnaval en Arequipa duraba tres días. La fecha central era el primer día, domingo, y llegaba
a su fin el miércoles de Ceniza. Familias enteras salían en caravana, con serpentinas, polvos de colores
y mucha algarabía, acompañados de guitarras, en busca de familias amigas para juntarse en que se
unan a la fiesta. De Cayma, Yanahuara, y Miraflores bajaban las famosas “huifalas”, formadas por pandillas procedentes de diversos barrios. Los jóvenes con caras pintadas y rostros ocultos se dirigían hacia la Plaza
de Armas, donde los esperaban otros grupos para el juego de palabras y las burlas relacionadas con
hechos políticos y personajes públicos…

Lea el artículo completo descargando la Edición Digital de este número aquí