Imagine un área natural donde las comunidades y pueblos convivan en una relación, no solo armoniosa con su entorno, sino beneficiosa en ambas vías; donde se genera identidad, economía y desarrollo sostenible que sustente este vínculo. ¿Un sueño lejano?, ¿una utopía? Pues ésta es la realidad que actualmente se gesta con los “geoparques” en América Latina.
Existen actualmente 140 geoparques mundia es reconocidos por la UNESCO, distribuidos en 38 países; 5 de ellos en América Latina: Grutas del Palacio en Uruguay, Araripe en Brasil, Hidalgo y Mixteca Alta en México y el recién titulado Cañón del Colca y Valle de los Volcanes de Andagua, Arequipa, Perú.
¿QUÉ NO ES UN GEOPARQUE?
Un geoparque no es una colección de sitios o de áreas aisladas, no es un museo geológico al aire libre, ni necesariamente un Área Natural Protegida como la conocemos. Un geoparque no es sinónimo de parque geológico, o de un área con alguna característica geomorfológica sobresaliente; un geoparque es un territorio holístico donde el manejo y la protección, así como las actividades económicas, educativas y turísticas van de la mano entre comunidad y administración…
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