El efecto de la “no reelección”

Columnas>Trocha urbana

La semana de representación es una actividad que se creó a partir de la necesidad que manifestaban las regiones de ver a sus parlamentarios electos, al menos una vez al mes; pues, estos solían no volver a aparecer por la tierra que los eligió después de que llegaban al Congreso. Varios años después de creada esta modalidad nos venimos a enterar que se había convertido en una forma soterrada de aumentarse el sueldo, en nada menos que 2800 soles, y que hasta los representantes de Lima cobraban por viajes que no hacían. Todo lo que ha venido después de la vergonzosa revelación ha sido aún mucho más indignante.

Ya no hay reelección en el Congreso de la República

Los primeros acusados han utilizado excusas que son un insulto a la inteligencia, como aquella de “no cobré el cheque… lo endosé y deposité en mi cuenta”, de la siempre sorprendente Karina Beteta, o la de atribuir el ilegal cobro a un error administrativo. Peor aún, cuando al congresista Jorge Castro le pareció buena idea delatar a todos los que habían incurrido en la falta de cobrar por semanas de representación que no trabajaron, lo que tuvimos que ver en televisión nacional se puso más vergonzoso: Carlos Bruce defendió un descarado derecho a no rendir cuentas; mientras que Mercedes Aráoz confesó -aunque, con otras palabras- que 16 mil soles mensuales no son suficientes para pagar la “moral” de los congresistas.

Lo que está sucediendo es un efecto de la reforma que impide la reelección de congresistas. Como saben que no regresarán, ya no tienen vergüenza en mostrar sus verdaderos intereses.



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(Publicado en Correo Arequipa)