Justicia ciega y firme

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La corrupción no es problema reciente y los peruanos nos hemos acostumbrado a vivir con ella (o sobrevivir a ella). Lo peligroso es que, aún para muchos no está claro el camino a seguir para combatirla. Por ello, viejos zorros de la política están aprovechando esta debilidad para esparcir la idea de que a la justicia se le está pasando la mano, que no debería ser tan severa y que están excediendo límites. El objetivo de sembrar este pensamiento se observó con más claridad luego que el expresidente Alan García Pérez cometió suicidio. Cuando iba a ser llevado preso en medio de una investigación judicial por corrupción. Sus seguidores no han titubeado en culpar a los operadores de justicia de un acto tan personal como un suicidio y, en el colmo de la victimización, hasta han culpado al presidente de la República.

En estas circunstancias cabe recordar que el sistema corrupto al que nos enfrentamos no amainará con gestos de buena voluntad. Tampoco, con medias verdades. Es un sistema que ha arrasado con nuestra moral durante décadas y ha dilapidado los recursos de un país como el Perú, donde todos los inviernos vemos morir a niños en las alturas y nunca hay todo lo que se necesita en las escuelas, mientras otros reciben coimas de millones y acumulan riqueza. Un sistema corrupto disfrazado de política para ahuyentar a las buenas personas de las prácticas ciudadanas. Una corrupción así debemos enfrentarla con firmeza.

(Publicado en Correo Arequipa)