Bailando, celebrando y quemando un símbolo de culturas étnicas indígenas, para poner en su lugar una biblia. De esa manera, la oposición festejaba lo que ellos llamaban «el fin de la dictadura», tras la renuncia de Evo Morales.
Horas antes, Evo Morales convocó a nuevas elecciones. Durante semanas, constantes protestas en ciudades principales acusaban fraude electoral en su reelección.
Funcionarios gubernamentales renunciaron el domingo, incluido el presidente y el vicepresidente del organismo electoral de Bolivia, conocido como Tribunal Supremo Electoral. Esa misma noche, ambos habían sido arrestados por “crímenes electorales”. Las irregularidades fueron advertidas por la OEA y otros observadores electorales.
La presión de estos grupos llevó a Morales a renunciar a la presidencia, a tan solo unas horas de haber llamado a nuevas elecciones. A pesar de su renuncia, la violencia fue en aumento. Se quemó y saqueo su casa. También las de sus ministros y hasta la de su hermana.
Evo Morales culpa a Luis Fernando Camacho
Diversos medios de comunicación atribuyen el estallido social a un dirigente que ganó popularidad entre los opositores: Luis Fernando Camacho. Un político con un discurso cargado de “racismo, odio de clase y provocación”. Asimismo, «La Biblia volverá al Palacio de Gobierno», es la frase más conocida del “Macho Camacho”.
Es el presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz y varios lo llaman el “Bolsonaro” boliviano. Durante las protestas era presentado en Santa Cruz como «el presidente», mientras que simpatizantes de Evo acusan a la oposición de una persecución política. Detractores que ya anuncian el nacimiento de una nueva y moderna Bolivia.
Así, con la renuncia de Morales, el bloque de izquierda pierde uno de sus bastiones y ve el ascenso de la derecha radical que enarbola “Macho Camacho”.
¿Qué le espera a Bolivia?
Síguenos en nuestras redes sociales:
Búscanos en Facebook, Twitter, Instragram y YouTube