Las comunidades de los líderes ambientales que cuidan el agua en las provincias de Espinar y Chumbivilcas, en Cusco, y de Cotabambas, en Apurímac, viven acorralados por el miedo y el hostigamiento en un ambiente polarizado por quienes están a favor o en contra de las actividades de las empresas mineras Antapaccay, del grupo anglosuizo Glencore, y Anabi, propiedad del grupo Aruntani.