Columnista invitado

Todavía crees que aquí no pasa nada

La gente sigue pensando que aquí no pasa nada, o sea, continúan multiplicándose los idiotas que salen a jugar pichanga al parque en pleno Estado de Emergencia

Por Helard Fuentes Pastor | 22 marzo, 2020
Arequipa

Más de doscientos casos, cuatro muertos, las fronteras cerradas, cambio del titular del Ministerio de Salud, y la gente sigue pensando que aquí no pasa nada, o sea, continúan multiplicándose los idiotas que salen a jugar pichanga al parque en pleno Estado de Emergencia, los pipirisnais que pasean por las plazas y los chéveres que graban tonterías para el Face. ¿Qué están buscando? Protagonizar la odisea de la especie en una sucesión de acontecimientos dramáticos con una hilera fúnebre de cadáveres infectados; o quizás, hacinarse en los hospitales, incomunicados, con la incertidumbre de incrementar la tasa de mortalidad y terminar incinerados.

Arequipa

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¡Lo entiendo! Estamos viviendo lo que parece ser la mayor ficción de nuestro tiempo, pero incluso en las ficciones debemos comprometernos con una causa que, por primera vez, podría relegar aquellas miserables diferencias y unirnos como país. ¡El virus es una realidad! Y si te dicen: ¡Quédate en casa! No es antojo de un gobierno que te quiere joder o empobrecer, por cierto, no más de lo que ya hicieron los anteriores. Sí, ¡Los recuerdas! Aquellos que elegimos por esa lonchera que ahora no te sirve. Hoy, además de una política de salud pública –como se hizo con la porcina, la aviar o el ébola– se trata de la humanidad, de un sentido de supervivencia del siglo XXI, olvidando tus actitudes neandertales para demostrar que eres un ser inteligente, solidario y sensible.

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Así, la criollada de añadir una columna de sillas a las combis o de ocultarte entre las personas, ¡no te va a librar! Menos tu descaro de andar incrementando los precios o tus actitudes matonescas cuándo te pregunten: ¿Dónde vas? Peor aún, andar rezando de cuadra en cuadra o exhibiendo tu crucifijo apolillado en lugar de dirigir una oración a los pies de tu cama. Tu imprudencia, insensatez u osadía multiplicada por cada una de las personas que pudieras contagiar en tu terquedad solo agudizará más la crisis económica y los caóticos titulares de las ciudades con féretros en su frente. Entonces, con manzanitas, pallares o nudos ¡Quédate en casa!

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