Hace 13 años, el cine peruano cruzó fronteras y deslumbró Hollywood con ‘La teta asustada’. Ninguna película peruana logró llegar tan lejos como ésta. Se estrenó en 2009 el Festival de Cine de Berlín, sorprendió llevándose el Oso de Oro y luego se convirtió en el primer filme peruano en estar nominado al Oscar.
Dirigida por la cineasta Claudia Llosa y protagonizada por la talentosa Magaly Solier, la producción peruana alcanzó una nominación a Mejor Película de lengua no inglesa. Lamentablemente, ese año tenía como contrincante a ‘El secreto de sus ojos’, película argentina que curiosamente, al igual que este año, también tiene a Ricardo Darín como protagonista. ‘Argentina, 1985’, compite a Mejor Película Internacional, es la representante latinoamericana y busca llevar el tercer Oscar para el país gaucho.
La teta asustada y la violencia contra la mujer
La película tiene como protagonista a Fausta (Magaly Solier), una joven que sufre una enfermedad conocida como “la teta asustada”, la cual es transmitida a través de la leche materna de todas las mujeres que han sido maltratadas por violación y agresión en la época más dura del terrorismo.
Según se cuenta, los infectados por esta supuesta enfermedad nacen ‘sin alma’ porque por el susto se esconden en la tierra y cargan con un terrible terror que los aísla del mundo por completo. Ese miedo y el sufrimiento viven dentro del alma de quienes se aquejan por este mal.
Llosa muestra la denuncia valiente de una realidad desgarradora a la cual, la sociedad y el Estado, no han prestado la atención y la justicia que exige. Se trata de la violencia contra la mujer, en particular aquella que se produjo en el conflicto armado interno de 1980 a 1995, cuando innumerables mujeres y niñas sufrieron terribles agresiones y, sobre todo, la peor de las afrentas: la violación sexual, cometida tanto por los terroristas como, lo que es aún más inadmisible, por efectivos de las Fuerza Armadas.
Actualmente, solo en las fiscalías de Ayacucho, hay los casos de 42 mujeres violadas, que se atrevieron a romper el temor y la vergüenza que impiden a muchísimas otras denunciar el crimen del que fueron víctimas. Y no hay justicia para ellas.
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