El suero fisiológico de Medifarma ya acumula cuatro muertos y 17 afectados. El Ministerio de Salud, en un acto de «contundencia» postmortem, destituyó al director de la Digemid y su equipo, aunque uno sospecha que fue más por presión mediática que por eficacia institucional.
Mientras tanto, la Procuraduría del Minsa denunció no solo al laboratorio que fabricó el producto letal, sino también a la Clínica Sanna por no reportar a tiempo las reacciones adversas. La Fiscalía cerró los laboratorios de Medifarma y empezó a investigar a sus ejecutivos, aunque el verdadero misterio es cómo ese suero llegó a los pacientes sin que nadie lo detuviera.
Exministros como Hernando Cevallos señalan que esto evidencia la «limitada capacidad» del Minsa para regular productos médicos, un eufemismo elegante para decir que el sistema de salud no funciona en el país. Eso sí, todos coinciden en algo: el gran responsable es el Estado, ese ente abstracto que siempre llega tarde, como un convidado de piedra a su propio desastre.